Frente a los agoreros que mantenían que la visita del Santo Padre tendría una repercusión limitada, y más mediática que real, están los cientos de miles de personas que ya se están movilizando desde todos los puntos de España para recibir al Papa en Santiago de Compostela y en Barcelona. Y es que en esta época de pérdida de valores, las palabras del Papa son un rearme espiritual y moral. No solo nos movilizamos los que le esperamos sino, también, los que “no le espera”, aquellos a los que les molesta no su presencia sino la transmisión de valores que quieren impedir a través de los medios que dominan. Según en que ambientes, para bien o para mal, la presencia del Papa ya se nota, vivimos su presencia.