El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que parece seguir una agenda política exclusivamente personal, insiste en presentar unos Presupuestos Generales que dependen del apoyo del separatismo catalán. Los nacionalistas le han recordado el precio de sus votos: que el Estado les permita avanzar en el proceso de autodeterminación desde el reconocimiento al derecho a decidir, además con un relator. El jefe del Ejecutivo puede ganar tiempo con la tramitación parlamentaria, pero, al final, tendrá que aceptar la realidad. No se sabe si por las presiones de unos o de otras, parece que empieza a rectificar, pero con Sánchez nunca se sabe.