Cien años que vino al mundo, trece años que su cuerpo dejo este mundo para que su espíritu pudiese gozar de la compañía de su Señor, y estar siempre viendo a Dios, e intercediendo por nosotros, por ti y por mi. Es la fundadora de la Misioneras de la Caridad, es la fundadora de una esencia de vivir que vio y enseñó a ver a Cristo en el vecino, no ayudó a quien ya tenía fe, no ayudo a quien tenía ayuda, no acompañó a quien te3níoa familia, simplemente estuvo allí donde no había nadie y necesitaba estar Jesús.
La Madre Teresa, de familia católica, conoció a Dios a través del prójimo, de ese prójimo que no tenía a nadie, a ese que llamado Cristo, nadie le conoce, y soilo la Madre Teresa le da su amor, cariño, y apoyo. Socialmente fue reconocida, y por la Iglesia ha sido Beatificada a los pocos años de su muerte, pero ella, la Madre Teresa, con quien quería estar era con Cristo y con ese Cristo que esta en el que no reconoce más que ella, y con ese Cristo que ella ahora acompaña y se deleita en presenciar para la eternidad.
Recorrió el mundo pidiendo, no para ella, para los hombres y mujeres que mueren de hambre, para que los hombres y mujeres del mundo conozcan a Dios, a Cristo y la humanidad del hombre de fe. Cada cien años, cambia un siglo, cada cien años puede nacer un genio, pero no son suficientes cien años, ni mil, para que nazca otra Teresa de Calcuta. Gracias a Dios que desde el paraíso, intercede por nosotros, por cien y por mil años más.