Ahora que se pretenden exhumar los restos de Mola y Sanjurjo y de otras cinco personas en Pamplona por considerarlos «golpistas» o «fascistas» alzados contra un régimen democrático, no me resisto a citar el testimonio de Manuel Irujo Ollo (1891-1981) sobre la República. Este político del PNV, nacido hace ciento veinticinco años en Estella, fue nada menos que Ministro de Justicia en el Gobierno de la Segunda República Española.
En enero de 1937, presentó ante el Consejo de Ministros un «memorándum» sobre la represión que estaba sufriendo la Iglesia y protestó por este hecho. En su enérgica denuncia, Irujo afirmó, entre otras cosas, que «todos los altares, imágenes y objetos de culto, salvo muy contadas excepciones, han sido destruidos, los más con vilipendio. Todas las iglesias se han cerrado al culto, el cual ha quedado total y absolutamente suspendido. Una gran parte de los templos, en Cataluña con carácter de normalidad, se incendiaron (…) Todos los conventos han sido desalojados y suspendida la vida religiosa en los mismos. Sus edificios, objetos de culto y bienes de todas clases fueron incendiados, saqueados, ocupados o derruidos. Sacerdotes y religiosos han sido detenidos, sometidos a prisión y fusilados sin formación de causa por miles (…)».
Añadía Don Manuel que «la ola revolucionaria pudo estimarse ciega, arrolladora e incontrolada en los primeros momentos. La sistemática destrucción de templos, altares y objetos de culto ya no es obra incontrolada. Mas la participación de organismos oficiales en la transformación de los templos y objetos de culto para fines industriales, la prisión confinada en las cárceles del Estado de sacerdotes y religiosos, sus fusilamientos, la continuidad de sistema verdaderamente fascista por el que se ultraja a diario la conciencia individual de los creyentes en la misma intimidad del hogar por fuerzas oficiales del poder público (…)».
En este «memorándum», el ministro Irujo nos muestra el tinte totalitario de la República. Llega a hablar de «sistema verdaderamente fascista». Porque la persecución fue una acción sistemática, aceptada y organizada desde el poder. Este régimen político asesinó sin juicio previo a miles de personas por el solo hecho de ser creyentes. Ahora, los corifeos de la memoria histórica quieren hacer creer a la sociedad que aquello era un paraíso de libertad. Pero el informe de Manuel Irujo, testigo excepcional de aquellos hechos, nos revela la verdad.
3 respuestas
Muy sr. mío: He leído su carta en «Diario de Noticias» con el nombre de J. M. Z. y se la agradezco. La leo de nuevo y se lo agradezco también.
De acuerdo con lo que Vd. dice. Afirma simplemente hechos reales y bien fundados.
Lo extraño es que, si los actuales agitadores antes se fundaban en temas de «Represión», ahora se fundan sobre todo en temas de «golpismo» y «legitimidad republicana». Sí; han cambiado de fundamento para exigir lo mismo. Seguramente quieren el fundamento más que el resultado y más que la tranquilidad en el orden -un elemento de él es la justicia-. En efecto; es ahora cuando muestran su verdadero perfil. Utilizan la «represión» para otra cosa: ellos están sobre todo al servicio de la bandera republicana (se ven muchas) y de la separatista (se ven pocas), por lo mismo que el marxismo es nacional-separatista en Navarra y la CAV. Los actuales agitadores utilizan la «Represión» como lo hizo la llamada izquierda en 1934, tan bien o mejor que entonces, lo que -según los historiadores- les dió por entonces muy buenos réditos.
Hoy hay muchos monumentos en Navarra a los «represaliados» y nadie ha dicho nada. Ahora, los que se retroalimentan de ellos, quieren ser los únicos y excluyentes en todos los ámbitos, quitar el sueño a quienes descansan eternamente, y utilizar a los «represaliados» para hacer política en base a su propia ideología. Esto no es trigo limpio. Aquí hay mucha cizaña.
Han hecho de Picapiedra al quitar la Laureada de Navarra del tímpano de la Diputación, y no quieren saber que la ganaron los voluntarios y Ejército en el frente de batalla -es decir, aita-, y que no es franquista -los pantanos lo son más que la Laureada-. Se burlan con el «óculo mágico». Quisieron quitar el escudo de Navarra. Creen que la obra de Orduna es un mamotreto. Hacen de verdaderos talibanes al proponer o admitir que se pueda picar o demoler el monumento de Navarra. Cubren su venganza presentista cuando quieren que de la cripta no quede piedra sobre piedra. Hacen de enterradores de los ya enterrados cuando buscan exhumar osamentas. Quieren quitar el monumento de Navarra a los muertos en la Cruzada -que no expresa represión como tampoco «franquismo», salvo la imagen que cada cual subjetivamente se hace de las cosas-, y quieren exhumar los restos mortales de quienes ni reprimieron, tales como los seis voluntarios y el general Sanjurjo, ni físicamente lo pudieron hacer: los voluntarios estaban en el Frente de batalla y Sanjurjo murió nada más estallar la guerra.
Por otra parte, Mola no fue lo que ellos dicen, pues no encontrarán en sus bandos, mensajes radiados etc. las intenciones que se le atribuyen. Nuestros padres y abuelos fueron reconciliándose y se fueron olvidando de los acontecimientos. Los de nuestra generación nacimos en paz, nos educamos en la tranquilidad, y sólo ahora unas oligarquías por la conquista del poder están enconando la realidad con fines políticos e ideológicos. ¿El pasado como arma y herramienta? ¿En la verdad o para alcanzar el poder e imponer con radicalidad, como nunca existió, el pensamiento único?
Como muchos, estoy cansado de todo esto. Claro es que lo que ellos buscan es la IIIª República sobre los dolores de la IIª República, de la guerra, y de todas las retaguardias de España, que desde luego aunque durísimas no fueron iguales entre sí. Si para esto vale la IIIª República, no la queremos. Los términos «Fascista» y «Represor» se utilizan como arma arrojadiza. Son los mismos términos que se utilizaban en 1936, 1934, 1931…. y que conllevó tantos males. Parece que no se ha cambiado, y que las acusaciones feas, feísimas y horribles, siguen en pie con aquellos que lleven la contraria a quienes llaman «fascistas» a los demás, aunque no lo sean, y aunque afortunadamente no exista Fascismo en aquellos a quienes ellos mismos lo atribuyen.
La represión que hubo fue en ambos lados, estuvo pero que muy mal, en las guerras se hacen burradas, y desde luego es un tema manipulable cuando se piden cuentas 80 años más adelante con móviles políticos e ideológicos. Lo que está ocurriendo no está -por muchos motivos- nada bien. R. de A.
Falló Irujo en su calificativo. La represión y brutalidad de la II república fue stalinista; no fascista. lo malo vino de la izquierda; no de la derecha.
¿Cuantos de esos revanchistas, antifranquistas de salón, olímpicos ignorantes de la historia, lanceadores «a moro muerto», han poseído, habitado y disfrutado viviendas promovidas y construídas por el Patronato Francisco Franco?. ¿Demolemos p.e. todo el barrio de la Chantrea y todas las «casas baratas» de nuestros pueblos?. ¡¡Pandilla de descerebrados vengativos!!