Las autonómicas y municipales tienen de nacional el ser inicio de una largo período de elecciones generales que durará un año. Teniendo en cuenta que lo que se vota es la cercanía y conocimiento de los candidatos, la mayor influencia de coincidencia con unos más que con otros hace que se difumine la pretensión de clave nacional de estas elecciones. Ni ganará Rajoy porque tengan más votos que las anteriores, ni Zapatero deteriorará su posición por la pérdida de algún feudo socialista. La auténtica clave nacional de estas elecciones se encuentra en el corazón foral de Navarra. La horquilla que las encuestas pronostican que la coalición foral-españolista gobernante UPN-CDN se sitúe entre la pérdida o conservación de la mayoría absoluta, decide que el resto de partidos cuyo razón de ser es la unión vasco-navarra sean los que den la llave para gobernar a los socialistas navarros. Los mismos socialistas que apoyaron la negociación con ETA cuyos efectos estamos comprobando, con candidaturas batasunas en Pamplona y Navarra. Esa es la campaña nacional de estas elecciones, las autonómicas navarras. Ese es el pulso de los dos líderes que puede darles la victoria, sin olvidar que los electores deciden sobre la hoja de ruta del proceso negociado. Los navarros serán lo que los navarros quieran, es axioma cierto en parte y engañoso. En estas elecciones deciden la posibilidad de pérdida o no su régimen foral conocido. Después, serán otros los que decidan por ellos. Y por los españoles.