Una sencilla búsqueda en Google proporciona datos bastante ilustrativos acerca de cómo se perciben, entre la ciudadanía, los denominados “piquetes informativos”. Me refiero a la huelga general del pasado 29 de marzo de 2012. Es cierto que la frase “piquetes informativos” aparece 264.000 veces, por tratarse de la denominación oficial. Pero si buscamos, por ejemplo, siempre entre comillas, “violencia de los piquetes” obtenemos 91.700 resultados; si escribimos “piquetes violentos”, 34.200 casos; si precisamos “piquetes agreden”, 29.400 ocurrencias.
Pero es que si empezamos a leer las noticias relativas a “piquetes informativos”, observamos que los tales piquetes son con frecuencia el sujeto de verbos como bloquear, amenazar, quemar neumáticos, provocar altercados, sabotear, cortar vías, insultar, impedir la entrada / salida, impedir trabajar, etc.; o el complemento de expresiones como miedo a los piquetes y similares.
Y para colmo tenemos la combinación “violentos piquetes” (que aparece 1.220 veces), que al anteponer el adjetivo al nombre presupone la violencia como algo intrínseco a los piquetes (compárese con “pálida luna”, “oscura noche”).
¿Será posible rescatar la palabra piquete de su vinculación a la violencia? Los sindicatos –y algún que otro partido político- tienen la última palabra.