La campaña para mantener la ciudad limpia se queda corta con lo experimentado el día 5 de enero de 2007. Al final de los grupos de SSMM los Reyes Magos de Oriente, las maquinas barredoras casi barren al público. Resulta lamentable que sea casi barrido el público. Como quien no quiere la cosa, después de disfrutar de un Rey Baltasar que abandona la carroza trasportadora para hacer las delicias de grandes y pequeños, pasan los Magirus de los bomberos de Navarra, y cuando aun se están recogiendo los caramelos del suelo, aparecen una serie de máquinas barredoras, que o te apartas, o te succionan. Conste que me parece muy bien que se limpien las calles transitadas por la cabalgata de ilusiones, aunque eso suponga borrar el ultimo reducto de la Navidad e inclinar de manera ineludible a la sociedad a un año de dichas y desdichas, con los buenos deseos y los buenos propósitos del Año Nuevo, así con los buenos regalos que los Magos de la Ilusión, aquellos que fueron a adorar al Niño que nació en Belén. Pero de ahí a lo sucedido en la cabalgata de este año 2007 va pero un trecho muy largo; primero aparece por las calles un Policía Municipal, en su moto, que circulando a toda velocidad. Un poco más y se lleva por delante a más de un niño que juguetea nervioso por mitad de la calle desierta, en la espera nerviosa de la aparición de los magos y su fabrica de juguetes. Y después, para dar al traste con un final feliz, una vez que ha desfilado la Cabalgata de ilusión, las máquinas barredoras y los empleados de limpieza, sopladoras en ristre, disuelven al público, sin diferencia de niño o padre, eliminando los caramelos de la CAN, mezclados con confetis serpentinas y cuatro gotas de agua, con una capacidad disuasoria y disolutoria de masas que deja corta a aquellas antiguas cargas de los ‘grises’. En este caso, el Excmo., la Mancomunidad o quien sea el responsable, se merece que le llenen las zapatillas de carbón porque la actuación en el esmero de tener limpia Pamplona, no es nada acertada, cuando se trata de limpiar la Navidad. Vamos, que parecemos un Ayuntamiento de esos laicos.