Hace un par de meses pudimos ver abriendo todos los telediarios unas imágenes de unos osos panda, regalo de China al gobierno español y símbolo de las buenas relaciones entre China y España. Fueron imágenes preciosas, se veía a los osos panda comiendo bambú, jugueteando entre ellos, se explicaba en la noticia que habían tenido un buen viaje, que se esperaba que pronto tuvieran descendencia… Símbolo de buenas relaciones. Símbolo también del silencio cómplice de nuestros gobernantes, ante la brutalidad del gobierno chino, que no respeta ni los derechos humanos más básicos, que se está beneficiando del trabajo de los niños esclavos, que está reprimiendo a cristianos por el mero hecho de serlo, que ha impuesto la política asesina del hijo único, con abortos e infanticidios… Pero nuestros gobernantes prefieren seguir haciendo negocios con la superpotencia China, que defender la dignidad de las víctimas de esa dictadura. Y en esto, como en tantas otras cosas no hay diferencias entre los partidos del arco parlamentario. La política de exteriores del PSOE y del PP, se caracterizan por una misma cosa: poner el interés económico por encima de la defensa de la vida y la persona. ¿Y no es mucho más importante el dolor de un solo niño esclavo que todos los negocios del mundo?