Me entristeció enormemente el saber tan de sopetón de la muerte de Loyola de Palacio. Como bien ha explicado mucha gente, despertaba una simpatía muy difícil de rechazar, incluso por motivos ideológicos y para muestra la carta que Rosa Díez ha enviado a diferentes medios al respecto. Era de esas personas, que veías comprometidas hasta el final en la defensa de lo que creía más justo, allí donde estuviera, en interés de los españoles. Quien puede olvidar la defensa numantina que hizo de la agricultura y los agricultores españoles, ante el nefasto comisario de agricultura de turno. Es quizás en este punto, cuando a uno le vienen los ‘peros’ a la cabeza. Siendo tan consecuente como era, y tan vehemente en la defensa de sus criterios, y dadas sus convicciones religiosas ¿cómo fue capaz de aguantar un solo minuto en un partido político amparador de casi 80000 asesinatos de inocentes mediante la práctica legalizada del aborto, amparador de los jugueteos científicos con embriones, amparador de las parejas de homosexuales como matrimonios y así un largo etc.? . Eso no lo entendí jamás, como no lo entiendo de todos esos políticos que presumen de católicos y luego militan en este tipo de formaciones políticas como el PP, UPN y otros, con responsabilidades directas de gobierno. Pero bueno. Misterios tiene la vida. Lo que si, no tiene ningún misterio, es que rezaré por el eterno descanso de Loyola de Palacio.