Se está hablando mucho estos días de la famosa encuesta publicada en un medio de comunicación nacional, elaborada por “Sigma Dos” y que ha encontrado también su eco en Navarra. Esta encuesta da en unas elecciones forales 13-14 escaños a UPN, un empate técnico de las otras tres siguientes fuerzas (PPN-PSN-NABAI) con 11-12 escaños y los 2 restantes son para IU.
Está claro que las encuestas, encuestas son, y como tales hay que tomarlas. El único resultado válido es el de la noche electoral, si bien, podemos entresacar algunas conclusiones válidas: existe una indiscutible tendencia al bipartidismo de Populares y Socialistas, tanto a nivel autonómico, nacional, como europeo, pues son los dos únicos partidos con capacidad y posible representación en todos los ámbitos diferentes de actuación política. En nuestro caso: Navarra, España y Europa.
Navarra no es una isla perdida en medio de la nada, ni es una excepción original a una situación que ya está siendo más que global. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado en el que existen constantes y continuos vasos comunicantes entre las distintas CCAA españolas y éstas con las diferentes regiones europeas. Es un nuevo contexto el del siglo XXI que exige que un mismo partido esté representado con cierto calado en los diferentes ámbitos políticos de actuación posibles, y esto es algo que está siendo asumido con total normalidad por los navarros y cada vez más, sobretodo por las generaciones venideras, y esa asunción se hace además, sin ningún tipo de miedo, prejuicio o mirada al pasado reciente en Navarra.
Desde el PPN no queremos lanzar las campanas al vuelo, sino todo lo contrario, somos conscientes de que la encuesta puede adolecer de cierto optimismo para nosotros, si bien nos hace reflexionar y ser más responsables todavía en nuestras actuaciones diarias. Nos demuestra a todos una clara tendencia electoral actual, prueba que las cosas se están haciendo bien, y que esto sólo debe servir para animar a quienes trabajan día a día y de forma desinteresada para que sus ideas gocen de toda la representatividad posible. Está claro que en tiempos de crisis, las personas, los electores, necesitan certidumbres, que les digan las cosas claras, para bien y para mal, y apuestan por posturas políticas que no sean “híbridas”, o que se queden a medio camino, sino que sean decididas, sin ambages, y por supuesto, que encuentren su homologación, tanto a nivel nacional como europeo.