Escribo esta carta simplemente para mostrar mi sorpresa por el hecho de que, entre todos los ciudadanos de Navarra, sea cual sea su cargo, haya uno que sea intocable, el rector de la UPNA. No entiendo que el Parlamento empiece llamándole para pedirle explicaciones sobre unos carteles y un muñeco colocados para expresar apoyo a los canteranos etarras de Segi y acabe –sin hablar siquiera del muñeco, que estuvo horas sin que nadie lo quitara- aclamando al señor Lafuente por, aparentemente, tolerar pasivamente el asunto. ¿Hizo bien el señor Lafuente? ¿Actúo valientemente o guardó la ropa? ¿Es eso mejorar la imagen y la calidad de la UPNA? No se puede hablar de eso en el Parlamento. ¿Es un buen gestor el señor Lafuente? ¿Saca con nuestros dineros el mejor provecho de la UPNA? Nadie se atreve a discutirlo. Lafuente es intocable. Roberto Jiménez, siempre a su lado, parece su guardaespaldas. Pero Lafuente no es del PSN, o eso creo, aunque a veces lo parece. Lo que está claro es que a Lafuente no le pagan el sueldo Nabai ni el PSN, se lo pagamos los contribuyentes. Un señor que gestiona dinero público y cobra dinero público, en una democracia, no puede ser intocable. Lafuente tampoco puede aceptar la superprotección del PSN como un favor porque estos favores siempre hay que devolverlos.