No voy a entrar en los pormenores de un debate que se está planteando en la calle y en los medios de comunicación a raíz del trámite en el Parlamento Foral de la propuesta de IU de Navarra para retirar el concierto a los centros de educación diferenciada. Muchos padres de familia lo tenemos muy claro y no queremos entrar al trapo aún. Me gustaría destacar un aspecto que en los tiempos de crisis económica que arrecian deberían haber considerado estos señores de IU, y todos los otros grupos parlamentarios que admitieron con sus votos esta proposición, esto es PSN y NA-BAI. Se trata de plantearles un hipotético efecto dominó económico que podría desencadenarse si se retira el concierto.
Es evidente que una retirada de los fondos públicos supondría aumentar severamente la carga financiera tanto de los colegios como de las propias familias: menos ingresos conlleva menores gastos. De esta forma, los colegios se verían obligados a reducir plantilla, recortar servicios, suprimir pedidos, anular contratos, etc. teniendo incluso que llegar a los temidos expedientes de regulación de empleo. Por no aburrirles con cifras, según el INE, el negocio del transporte escolar supuso en España unos 133 millones de euros y el de comedor más de 468 millones de euros. Pueden extrapolar esos datos a una región como Navarra y sacar sus propias cuentas acerca del coste económico derivado de la supresión de los conciertos. No olviden que según una encuesta de la Asociación de Consumidores de Navarra Irache, casi el 30 por 100 de los padres navarros lleva a sus hijos en autobús. Si yo trabajara en alguna empresas implicadas en este sector estaría bastante preocupado y trataría de pedir explicaciones a los parlamentarios de los citados partidos, especialmente con la que está cayendo.
Por otro lado, aunque la mayoría de padres estemos convencidos de las bondades que tiene el modelo de educación diferenciada para nuestros hijos y estemos dispuestos a asumir los sacrificios oportunos, el encarecimiento de los gastos escolares derivados de la supresión de concierto supondría un recorte en nuestros bolsillos. Ya se sabe, en época de crisis se tiende a suprimir aquellos servicios que se consideran más prescindibles como el transporte escolar, el comedor o las actividades extraescolares. Quizá alguno piense que exagero, pero consideren esta cifra: de nuevo según el INE, el gasto que dedica una familia media sólo a estos tres conceptos ronda los 1000 euros por hijo. Quiten el concierto y verán qué contentos se ponen los trabajadores afectados directa o indirectamente. Al parecer, ésta es la manera que tienen algunos partidos políticos de paliar la crisis económica: en vez de facilitar las cosas a unas familias que libremente optan por un modelo educativo, se empeñan en ponerles todo tipo de trabas, dañando su capacidad de consumo y por lo tanto, contribuyendo a que las empresas implicadas consigan menos ingresos y comprometan directa o indirectamente el empleo de cientos de trabajadores navarros.