Hola David. Desde que desapareciste hace unos 5 años no hemos vuelto a saber de ti. Dejaste mucha gente tirada. Dejaste muchos muñecos rotos en Pamplona. Causaste mucho sufrimiento a muchas personas de nuestra ciudad. No quisiera pensar que todo era un montaje, una gran mentira para tu beneficio. No quiero creerlo, pero lo cierto es que hiciste mucho daño David, a todos los niveles, especialmente a la gente que más te quería, y también a personas que creían ver en ti alguna ayuda. ¿Era todo falso?. ¿Cómo se recompone todo eso?. ¿Qué es verdad y mentira en ti?. ¿Merecen algunas personas creer que están determinadas a ser infelices de por vida?. ¿Qué teoría es esa de que los que ayudan lo hacen por egoísmo?. ¿Te han hecho bien a ti mismo estas teorías?. Tú decidiste entrar en una espiral autodestructiva y lo peor, destructiva para otros. No fue la sociedad David, tú has elegido. Las circunstancias nos condicionan, pero no nos determinan.
Aunque ya no existes te han vuelto a ver por las calles de Pamplona. Gracias a Dios yo no te he visto. No me gustaría cruzarme con tu mirada. Cuentan que ahora eres millonario y relativamente famoso en ciertos ambientes. También me han dicho que no eres feliz. ¿Era esto lo que querías?. Ha tenido un alto coste para ti y para los demás, pero no eres feliz. Es una pena. Considero que tenías inteligencia, ingenio y has dejado pasar muchas oportunidades. El daño que causaste está pasado, ¡olvídalo!. Como dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Tu sabes de que hablo. Recapacita. Eres libre para elegir, no estás determinado. No más mentiras. Mira a la vida de frente, afróntala, abandona tu mundo ficticio y vuelve al real. Eres libre, elige construir y ayudar. Estas a tiempo. Aupa David, mata el odio, mata el egocentrismo y vive. ¡Vive!. Ya vale de autodestruirte. Adelante David.
Un comentario
Esta carta publicada tiene tanto interés como un WhatsApp de Uxue Barkos a su marido pidiéndole que compre manzanas.
Y unas fresas, cariño. Que tu sabes cuánto me gustan.