El pasado viernes 15 de junio a las 12 de la noche escuché ruidos en el tejado de mi casa, mi hija mayor se levantó asustada. Abrí la puerta de la casa y me encontré de frente con dos individuos altos vestidos de oscuro, con guantes y pasamontañas a menos de tres metros y terminando de bajar del tejado. Sentí horror ya que en décimas de segundo fui consciente de mi inferioridad, de TODOS los riesgos y de que no iba a poder proteger a mis hijas( cuatro y todas menores ). Grité angustiada, cerré la puerta y alerté a gritos de los que ocurría. La mayor llamó al 112 y la segunda acudió rápidamente al cuarto de las pequeñas. La señora del 112 le decía a mi hija «que no la entendía» a pesar de que les estaba informando correctamente y la dejó en espera mientras contactaba con los forales. Viendo el panorama con mi móvil llamé a la GUARDI CIVIL que respondió enseguida y mientras tomaban los datos me calmaban y aconsejaban. Rápidamente se presentó la patrulla de la zona en nuestro domicilio a pesar de que aquí en Obanos la calle esta mal iluminada y mal señalizada. Poco antes de llegar la GUARDIA CIVIL , LA POLICÍA FORAL respondió a mi hija y le dijo que ya vendrían y SEÑORES, AUN ESTAMOS ESPERANDO. SABÍAN QUE CONTACTABAN CON UNA NIÑA Y MUCHO NO LES IMPORTÓ.HOY PODRÍAMOS ESTAR PUDRIÉNDONOS EN NUESTRA CASA SI FUERA POR ELLOS. Me consta que entre los forales y la Guardia Civil no hubo contacto. ¡¡QUE VIVA LA GUARDIA CIVIL!! y por mi los forales que respondieron a la llamada deberían ser despedidos.
POR FAVOR, POR SUS HIJOS, LLAMEN SIEMPRE A LA GUARDIA CIVIL.