¿Estamos ante la última generación Down?

Estando en campaña para captación de votos convenía a algunos trasmitir una idea que no era real, apareció en televisión Izaskun, la joven que
reclamó a Zapatero en aquella parodia «Tengo una pregunta para usted», más oportunidades para los discapacitados. Con la ciencia estadística en la mano se declara una «cruel» conclusión que deja los pelos de punta, y genera en el ser humano, que no en los «seres vivos» escalofríos, difíciles de contrarrestar, ni tan siquiera tapándose, oídos, mirando para otro lado, o considerando que esto no va con nosotros; nos dice que de cada 800 concepciones, una padece la trisomía 21, la principal causa genética de la discapacidad intelectual. Pero no es este el dato que nos deja fríos y helados, sino que desde La aprobación de la ley de aborto y especialmente la extensión de las pruebas diagnósticas, como la amniocentesis en los años 90, estas cifras dieron un vuelco completo. El Centro de Investigación de Anomalías Congénitas, del Instituto de Salud Carlos III, con información de ochenta hospitales españoles, constató que la incidencia de bebés nacidos con anomalías congénitas es ahora la mitad que hace veinte años. Fíjense que mientras en el período de cinco años que van desde 1.980 a 1.985 nada menos que el 2,20% de los niños y niñas que
venían a este mundo presentaban problemas, de anomalías de las que dan motivos para » no dejarlos nacer», sin embargo, una quincena de años más tarde, en el año 2.002 solo se encontraban en esta cruel tesitura el 1,10%.

Una cuestión es clara, nacen menos niños con discapacidad, pero desde hace varios años, y todos sabemos a que es debido, esa cifra se ha estancando en tres o cuatro nacimientos, en las provincias que más podemos contar, que otras ni eso, y a nivel de toda España, no llegamos ni a la veintena.

No solo, las pruebas de diagnóstico prenatal que consiguen detectar el 80% de los casos de niños y niñas con síndrome de Down cada vez de manera más precoz y escapando de esa manera de fechas límites, que lejos de poner puertas facilitan que se elimine a toda aquella persona que simplemente por una patología determinada es diferente, la finalización del embarazo, mal llamada «interrupción del embarazo» cuando el feto presenta malformaciones, «es la verdadera causa el exterminio».

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