Nuestra Presidenta se llegó a creer hace cuatro años los resultados de las encuestas mediáticas hábilmente cocinadas con los fondos del PNV. Creyó en su liderazgo y tras las elecciones abanderó una extraña coalición con los enemigos del PNV en la Comunidad Autónoma Vasca -BILDU- y sus antagonistas en política económica y social -IU y Podemos-.
Repartió prebendas y se quedó con un Gobierno que, dado el escaso banquillo del PNV en Navarra no pudo contar con primeras filas ni en sus cabeceras ni en sus mandos intermedios. Mal dirigidos, casi cuatro años de gestión nos ofrece consejeros socarrados, desaparecidos, davaluados o ignorados y una presidenta quemada. Bildu puso los votos y tocó poco poder. Tres años más tarde la estrategia de la presidenta ha resultado fallida. Bildu, agazapado hasta hora, espera las próximas elecciones para recoger los restos del voto nacionalista defraudado con la gestión de Barkos.