Cuando el vecino de Cizur a la sazón alcalde Pamplona, llega a la ciudad por la avenida de Pio XII, sentirá sin duda el regusto de una de sus asironadas: destituir a uno de los responsables de la interminable, costosa y seguramente innecesaria obra que están llevando a cabo en esa avenida. Todo un agravio comparativo, además, para otros barrios dotados de peores infraestructuras.
El alcalde Asirón lleva varios cadáveres políticos y de personal técnico a sus espaldas. Casi siempre con discreción ha ido destituyendo a miembros de su equipo en todos los casos de partidos distintos al suyo. Previamente ha conseguido que se les asocie con alguno de los desastres municipales acometidos y así, hemos llegado a pensar que eran en unos casos inútiles, en otros autoritarios, etc. De esta manera, el alcalde –el bueno-, destituye a los malos. Pero Sr. Asirón, sabemos bien que usted es el responsable ya que los nombró, mantuvo y aprobó sus propuestas. Cuando ve los resultados negativos, no se lave las manos. Sus asironadas, no nos engañan.