Todo el nacionalismo independentista vasco ha intentado reinventar, falseándola y corrompiéndola, la historia de Navarra y de toda Euskalherría. Porque con la historia real no podrían ni comenzar a hablar.
El alcalde bildutarra Asirón no ha hecho más que seguir esa corriente, y ha mandado a sus escribas reescribir la historia de Pamplona, en un programa escolar para niños de 11 años, que nos ha costado a todos más de 40.000 euros, dictándoles él mismo párrafos enteros.
Menos mal que en el actual ayuntamiento pamplonés hay concejales que saben mucho más que él y le han puesto como chupa de dómine.
Porque Asirón llama “invasora” a la cultura romana, que, si no fue anterior a la vascona -cosa todavía incierta-, sí que fue mil veces más importante.
Y cree que los varones con tres apellidos latinos eran gascones.
Confunde Castilla con España, un lugar ya común en la propaganda secesionista vasca.
Ignora la historia de nuestras mejores mujeres pamplonesas, y no hace sino repetir sobre la mujer los mismos estribillos del machismo feministoide.
Para Asirón todos los beamonteses -los más fieles al Príncipe de Viana en su lucha contra su padre, rey de Aragón- eran gordos, feos, malos y traidores. Pero no dice cuántos eran en Pamplona, ciudad beamontesa.
Y hasta ha pintado en un cromo la bandera de la Segunda República española, pero no se ha atrevido a pintar la de la Primera, que era como la actual constitucional española, que no se ha podido quitar de encima.
Asirón no ha hecho nada nuevo en la historia del nacionalismo separatismo vasco. Sólo que, como advenedizo al mundo nacionalista independentista que es, su manipulación es más basta, más grosera, más ridícula también.
Un comentario
Simplismo burdo y tosco. Mantras. Lemas y tópicos. Cuando queremos dar por bueno algo , con lo que queremos identificarnos escogemos esa hipótesis que nos hace sentirnos mas frente a otros.