¿POR EL DIALOGO O CONTRA EL TERRORISMO? Podríamos decir que, si algo caracteriza a nuestra época, es el pensamiento débil, el “pensamiento Beckham”, o cuando la laca sustituye a la lógica. Y es que, por ejemplo, no tiene sentido manifestarse al mismo tiempo contra los terroristas y a favor del diálogo con los terroristas (que es lo que le ha pasado a Ibarreche), porque entonces van los terroristas y se te suman de inmediato a la convocatoria. Evidentemente los terroristas están a favor de que se dialogue con ellos, en eso consiste su negocio, para eso ponen bombas: para que se discuta con ellos sobre lo que estamos dispuestos a darles a cambio de que dejen de ponerlas. Sin embargo, llamar “diálogo” a lo que exijen los terroristas no deja de ser una perversión del lenguaje. Para dialogar no hace falta poner bombas ni amenazar con hacerlo, es para chantajear o para extorsionar para lo que sí hace falta el terrorismo. Entonces, ¿por qué Ibarreche o Zapatero hablan de “diálogo” para referirse a algo que no se corresponde con la definición de diálogo sino con la de chantaje? Es la laca en vez de la lógica. La gente está a favor del diálogo y en contra del chantaje, así que llamemos diálogo al chantaje, y a estar por el diálogo (antes chantaje) llamémoslo estar contra el terrorismo. Y el que diga lo contrario es un ultra y un obstáculo para la paz; es más, desea que haya atentados y es por tanto –como se llegó a decir- peor que los terroristas. Todo el famoso proceso se halla viciado de base por una perversión esencial de las palabras: llamemos corderito al cocodrilo, y así podremos meterle tranquilamente la cabeza en la boca. El resultado es que, a fecha de hoy, zetapé aún sigue buscándose el craneo y es imposible entenderse con los socialistas, porque hablan un bambi-idioma virtual e inútil. Urge volver a llamar las cosas por su nombre. Adolfo Pérez – Jacoiste