PELIGROSO ANTIEXTREMEÑO ¿Cómo resistir la tentación de seguir reflexionando acerca del peligroso antiandalucismo del presidente Sanz? Hay que aprovechar esta contumacia para recrearse en su absoluta inanidad argumental. Tomemos por ejemplo la premisa inicial de los críticos de Sanz: Andalucía puede dar lecciones a Navarra, pero Navarra no puede dar lecciones a Andalucía. ¿Qué les parece? Es tan absurdo que ni merece la pena comentarlo, especialmente cuando es Navarra la comunidad más desarrolada y no a la inversa. Así pues que nos expliquen si ha venido alguna vez a Navarra el señor Chaves a tomar lecciones o sólo va a Andalucía el señor Puras a recibirlas. Más valdría lo primero que lo segundo, puesto que lo único que tiene que aprender Puras para conseguir igualar la renta de Navarra con la de Andalucía es cómo recortar la navarra en 50 puntos (cifras de Eurostat). El presidente Sanz debería dar gracias a Dios todos los días por los críticos que tiene. El último en sumarse a este campeonato de a ver quién la dice más gorda ha sido el inefable Rodríguez Ibarra, al que le resulta ofensiva la existencia del Convenio Económico de Navarra con el estado. La pregunta inmediata es inevitable: ¿significa eso entonces que el PSN está en contra del Convenio? ¿No? Pues entonces que le dé un toquecito urgente a Rodríguez Ibarra, cuyo españolismo sí que parece limitado por la cantidad exacta de dinero que pueda recibir su administración del bolsillo del resto de los españoles. Termino el artículo subrayando la más flagrante obviedad de todo este asunto, y es que nunca se ha tratado de decidir si es mejor Navarra que Andalucía, sino si es mejor la política que se aplica en Andalucía o la que se aplica en Navarra. Es una vergüenza que los críticos de Sanz hayan intentado crear un conflicto entre navarros y andaluces donde sólo hay un conflicto entre distintas políticas, y que después de crear ese conflicto encima se lo hayan atribuído a Sanz. Han pensado que les iría mejor dar la batalla en el terreno de la demagogia (donde se creen fuertes) que en el terreno de las cifras (donde se saben perdidos). Pues se equivocan: en un terreno se les vencerá con argumentos y en otro con cifras. En vez de una derrota, tendrán dos. Adolfo Pérez – Jacoiste