La explicación parece claramente contradictoria cuando lo que se resolvía en este mes era la firma del convenio, y no la idoneidad del convenio. Cuando hace un mes Zapatero prometió la firma del convenio, era evidente que no ya no estaba en cuestión el convenio.
Sin plazos.
El incumplimiento del plazo prometido no da lugar a un nuevo plazo. La excelente disposición del gobierno socialista, así como la proliferación de buenas palabras sobre la desaparición ahora sí definitiva de todos los obstáculos que, no obstante, se suponían ya anteriormente superados, haría totalmente innecesario un nuevo compromiso. El acuerdo, no obstante, sería inminente y podría firmarse la próxima semana, o la siguiente, o tal vez la próxima. Es posible que así sea.
Roberto Jiménez reafirmó el plazo ahora roto hace sólo dos días.
Rematamos la información recordando que no hace ni dos días que Roberto Jiménez declaraba que “el TAV se resolverá en el plazo fijado por Zapatero”. Fíjense en la sutileza de que ya entonces no dijo que el convenio estaría firmado, sino que el TAV ( como así lo suele denominar el mundo abertzale) estaría resuelto. Al parecer, resolver es una cosa y firmar otra. Recordemos, sin embargo, que Zapatero dijo “firmado”.