“Patxi, yo también he pecado. Me confieso, yo también he estado en El Bulli”.
Si de algo sirvió fundamentalmente el 25 Congreso de la Federación del Metal, Construcción y Afines de la UGT celebrado en Pamplona, fue para confirmar la exquisitez del paladar de los líderes del sindicato. Antes de la celebración del congreso, La Gaceta descubría la inmunidad ante la crisis de la cúpula de la UGT, al publicar la imagen del líder sindical navarro Patxi San Juan abandonando el exclusivo restaurante El Bulli, tras degustar un menú de 300 euros.
La noticia, de la que se hizo eco Navarra Confidencial, saltó posteriormente a la sección de cartas al director de un conocido medio navarro y acabó apareciendo durante el Congreso de la UGT en el discurso de José María Alvarez, máximo responsable del sindicato en Cataluña. El líder sindical no sólo no afeó sus carísimos gustos culianarios al sindicalista navarro, sino que confesó abiertamente que él también había estado en El Bulli. La declaración de Alvarez fue seguida por la entusiasta ovación de los delegados del sindicato.
Una verdad incómoda.
La valoración final del congreso de la UGT, por tanto, arroja un doble resultado. Por un lado, que la crisis no ha llegado a las abundantes arcas del sindicato, que gastó 600.000 euros en 4 días incluyendo el alojamiento de sus líderes en un hotel de cinco estrellas. Por otra parte, demostró también que si alguien se afilia a la UGT no es para intentar cambiar un mundo en el que, mientras unos mueren de hambre o hacen fila en la cola del paro, otros cenan en El Bulli.