VOX: Vistalegre II, Colón 26-O y ¿10-N?

Los sondeos electorales pueden ser tan orientativos como confusos y carentes de fiabilidad (en ocasiones, la demoscopia, si no es lo suficientemente imprecisa, destaca por tener un considerable sesgo ideológico). No obstante, el presente análisis, si bien va a hacer referencia a la misma, no va a centrarse en exclusiva en ella.

El asunto guarda relación con el festival partitocrático basado en la repetición electoral cuya fecha está fijada en el próximo día 10 de noviembre (resultante de un fracaso por las luchas de poder entre Pedro y Pablo así como de cierta creencia sanchista-ivanrredondista en que se podría acariciar la mayoría absoluta).

Respecto al mismo, los sondeos electorales están vaticinando un ligero descalabro del bloque frentepopulista (sin tener en cuenta los sumandos aliados del nacionalismo periférico), el cual podría obedecer a dos motivos clave: la indisposición cómplice para mitigar el caos nacional-catalanista y la candidatura errejonista, escisión de PODEMOS que también atrae a votantes del PSOE).

Pero no voy a centrarme tanto en ello como en lo que se da en los flancos derechos del arco partitocrático español, compuesto por PP (dejando aparte lo que resulten ser a efectos eminentemente prácticos), C’s (teniendo en cuenta quiénes les votan) y VOX. En el mismo también se están dando unos «hechos» que suscitan interés.

La ley D’Hondt, al favorecer a aquellas opciones electorales con más votos, truncó ciertas expectativas de VOX el pasado día 28 de abril. Al tener las de ganar Pedro Sánchez, más de uno empezó a caer en la trampa del «voto útil» que beneficiaría al PP (sí, la historia de volver a votarles, agarrándonos como un clavo ardiendo, básicamente «porque el otro es peor»).

Después del verano, la tendencia pronosticada sigue beneficiando al PP, partido que, por cierto, estaría cada vez a una menor distancia de puntos-escaños con respecto al PSOE. Eso sí, mientras que las ambigüedades y el papanatismo absoluto le están pasando factura a C’s, no parece que VOX tocara techo para siempre en primavera (tampoco que se descalabre).

Precisamente, será este último factor en el que vaya a centrarme a lo largo de este ensayo. Responderé a los interrogantes que uno pueda estar planteándose sobre «la resistencia» de la formación que lidera Santiago Abascal. Pero como ya se señalara previamente, uno no iba a centrarse en exclusiva en la discusión demoscópica, aunque pueda ser probable que pasen a ser la tercera fuerza política.

En Vistalegre II, los comunistas de PODEMOS escaparon peor

El acto celebrado el pasado 6 de octubre en el matritense Palacio de Vistalegre (considerado como una repetición del que ya tuviera lugar en 2018, bajo el eslogan Plus Ultra) vino a ser otro test de fuerza superado con éxito. Volvió a haber despliegue de autobuses desde distintos puntos de España y, al fin y al cabo, se reunió a 12.000 personas, 2.000 más con respecto al año pasado.

Sin ninguna duda, uno de los momentos clave de ese mitin tuvo lugar cuando Abascal afirmó que el PSOE tenía una historia «criminal» bastante notoria (lo mismo cuando Ortega Smith hizo referencias al catalanista izquierdista Lluís Companys). Digamos que hubo, al menos, unos cuantos de aciertos dialético-discursivos.

No solo desbordó Colón la gran tela rojigualda

Lo del aforo desbordado parece que sigue siendo algo que se pueda decir de mítines de VOX que recientemente se han celebrado en distintos puntos de España (Badajoz, Guadalajara, Pucela, Pamplona…). Pero lo más interesante fue lo que transcurrió en la convocatoria en defensa de la unidad nacional para el pasado sábado, a las 12, en la matritense Plaza de Colón.

Como estaba planeado para este mítin-concentración de contrarrespuesta al golpismo nacional-catalanista, el secuestro político de la Generalidad de Cataluña y el asedio sembrado con la colaboración de las hordas ultraizquierdistas, se exhibió la bandera rojigualda de tejido más extenso nunca vista. Pero también se logró reunir a unas veinte mil personas.

La cuestión nacional es el punto fuerte estratégico de VOX

A la vista de estos acontecimientos, es probable que realmente VOX mejore sus resultados. Cierto es también que se han abierto debates en temas como el totalitarismo de género, el multiculturalismo y la revisionista Desmemoria Histórica (en cuanto a la profanación de Francisco Franco, se han manifestado con una rotundidad más o menos razonable, mientras que Pablo Casado ha manifestado silencio absoluto).

Más de uno que esté cansado del papanatismo de los constitucionalistas Pablo Casado y Albert Rivera (incluso sectores colectivistas minoritarios como los falangistas y otros nostálgicos del régimen franquista) puede optar por participar en el festín partitocrático para depositar su confianza en la formación verde. Algunos compañeros de batalla cultural les ven, además, como una opción de «voto útil».

Pero la situación de Cataluña vuelve a ser un catalizador para VOX (como ocurriera en 2017, especialmente al emprender el equipo jurídico del mismo varias acciones legales contra los partícipes del golpismo nacional-catalanista que organizó un referéndum carente de garantías más allá del hecho de que fuera ilegal).

El punto fuerte de VOX es la cuestión de la Nación Española, que «endiosan» y vanaglorian con unas condiciones propias de un nacionalismo españolista que busca reforzar el Estado-Nación que se conoce como España (su visión política pasa por el centralismo político, contrario a la tradición foral). Su estrategia discursiva es muy exacerbada y roza la «vacuidad».

En cuestiones como la derogación de la ley del aborto no rozan la contundencia (si bien buena parte de la militancia y el electorado de VOX pretenden que se ilegalice completamente esta práctica médica homicida). Tampoco aprietan las tuercas a gobiernos regionales de PP y C’s de cuyo voto dependió la investidura.

Así pues, de cara al 10 de noviembre, puede ser que la cuestión catalana (hay muchos españoles, tanto catalanes como no catalanes, que están preocupados por la situación en esta región y cansados de las traiciones frentepopulistas y de las «derechitas cobardes), en base a indignación, marque en cierto modo el panorama post-electoral. De momento, nada más…

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