Que vaya a haber unas elecciones autonómicas en Cataluña en las que el candidato del PSC sea el ministro de Sanidad es un escenario demencial, por muchos motivos. Para empezar porque, con menos contagios y UCI ocupadas, a Madrid ese mismo candidato la tuvo confinada en dos ocasiones. Antes del verano, ralentizando su desescalada respecto al resto de comunidades, y después del verano, con la curva de contagios ya en claro descenso. La hostilidad de Illa contra Madrid fue interpretada como la probable desembocadura del ministro como candidato del PSC en las elecciones de Cataluña y hete aquí que esta interpretación, con el tiempo, casa con los hechos. ¿Qué clase de ministro de Sanidad en una crisis como esta, con decenas de miles de muertos y la economía en caída libre, antepone sus intereses electorales a los sanitarios? Por supuesto esto nos lleva al siguiente punto.
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O Illa es un ministro de Sanidad que está haciendo las cosas estupendamente, en cuyo caso sacarlo del ministerio para presentarlo como candidato a la Generalidad justo en este momento, en plena pandemia, es un acto casi criminal, o bien está haciendo las cosas rematadamente mal y lo que hay que hacer es efectivamente quitarlo del ministerio, pero no para presentarlo como candidato en Cataluña sino para meterlo un agujero y dejarlo allá en el olvido para siempre jamás, políticamente hablando.
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Por supuesto la incompetencia de Illa al frente de Sanidad seguramente no es ajena al hecho de que Illa no tenga la más mínima formación sanitaria, de hecho es licenciado en Filosofía. Cuando Illa fue puesto al frente de la Sanidad, antes de toda esta pesadilla, era sólo un miembro de cuota del PSC al que se le dio esa cartera como premio de consolación. Así han ido saliendo las cosas cuando llegó la hora de la verdad. Pero atención que la sustituta de Illa al frente de Sanidad parece que será Carolina Darias, una licenciada en Derecho que se contagió el COVID manifestándose el 8M. Toda una garantía para el relevo en un puesto ahora mismo tan esencial. ¿Para cuándo alguien que realmente sepa algo de pandemias y sanidad?
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Sentado todo lo anterior, la fecha de las elecciones catalanas es otro elemento de disputa. No entraremos otra vez en si los confinamientos domiciliarios e indiscriminados son legales o ilegales, útiles o inútiles, pero lo que está claro es que sería un escándalo declarar un nuevo confinamiento justo pasadas las elecciones catalanas. O sea, o no tiene sentido o el sentido lo tendría ahora. En marzo del año pasado vimos que no se hizo nada antes del 8M para poder celebrar las correspondientes manifestaciones, seguramente por eso España en la primera ola se convirtió en el país con más contagios y muertos del mundo. Ahora podemos ver otra vez lo mismo pero con las elecciones catalanas.
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Como remate a todo este escenario surrealista alrededor de Illa, su labor y su candidatura, resulta que a las personas que les toque en gracia una mesa electoral se les proporcionará un traje EPI para cuando vayan a votar las personas en cuarentena. Contra lo que pudiera parecer, esto no es una broma. Por un lado el gobierno pretende que las elecciones en Cataluña se pueden celebrar con normalidad, por otra parte entrega trajes EPI a los miembros de las mesas electorales para tratar de que no se contagien cuando vayan a votar las personas en cuarentena, porque las personas contagiadas también deben tener la oportunidad de votar a Illa. Todo razonable y normal. ¿Qué sería anormal en la nueva normalidad?
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Por lo visto el momento propicio para los socialistas si quieren convocar elecciones, según las encuestas, es ahora o nunca. La imagen de Illa no resistiría nuevos confinamientos, nuevos picos en las cifras de muertos, nuevas saturaciones en las UCI y otro parón en la economía. Así que hay que votar a Illa aunque sea con trajes EPI en las mesas. Esto lo deciden los mismos que culpan de la tercera ola a la Navidad, a los comercios o a la restauración. Lo que en cambio se puede hacer sin peligro es ir todos a votar masivamente a Illa a los colegios electorales, incluidos los contagiados en su turno correspondiente. Una vez celebradas las elecciones, igual que una vez pasado el 8M, ya se podrán empezar a tomar medidas racionales, pero acaso como entonces en un escenario siete veces peor que si se hubieran tomado antes. De todos modos las elecciones catalanas van justo de eso, de ver el éxito de la política de no preocuparse tanto por perder vidas como votantes.
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Un comentario
vaya confianza que DA una persona que a el mando del barco de Sanidad, en MITAD DE LA BATALLA contra el virus ABANDONA EL BARCO para irse a OTRO BARCO MAS TRANQUILO, en el que NO HAY MUERTOS POR VIRUS…, uffff…, he visto RATAS DE ALCANTARILLA CON MAS DIGNIDAD que ILLA…. uffff