¿Volverá UPN a tener una caja de ahorros?

¿Quién será el Goñi de la próxima década?

No, no es una pesadilla. El Gobierno de Navarra estudia crear una banca pública que sustituya a la extinta Caja Navarra. La diferencia consistiría en que en vez de estar sometida al control de los políticos de UPN estaría sometida al control de los políticos del cuatripartito. Pero sólo temporalmente, ¿o cree el cuatripartito que UPN jamás volverá al gobierno? ¿O disolverán la CAN el día siguiente al que perdieran las elecciones? Siquiera porque algún día volverá al poder de UPN, el cuatripartito debería dudas de crear una nueva banca pública. Aunque realmente es improbable que los problemas de la CAN, de prácticamente todas las cajas, no se hubieran reproducido si en vez de UPN hubiera gobernado el nacionalismo. Más que nada porque, después de todo lo sucedido, salta a la vista que los problemas de las cajas tenían más que ver con su propia naturaleza que con una dirección coyuntural.

-Eran el instrumento financiero de cada gobierno autonómico, funcionando a menudo más bajo criterios políticos que bajo criterios económicos. -Manejaban un dinero que no era suyo, del que no respondían ni ante unos accionistas ni ante unos propietarios. -Los controlados y los controladores de la gestión, por la propia estructura pública de la institución, eran los mismos.

Hay quien se piensa que las cajas vascas lo hicieron muy bien durante la crisis pero no es verdad. El patrimonio neto de estas cajas re redujo en unos 2.000 millones de euros. Sobrevivieron a la CAN por los pelos, por no tener tanto interés en crecer abriendo sucursales en un país del que querían independizarse y por algunos absurdos pecados megalomaníacos de la CAN.

De todos modos, si la CAN hubiera estado en manos de los nacionalistas durante la crisis tampoco hubiera sobrevivido como tal. No olvidemos que los nacionalistas han cumplido durante la crisis su sueño de unificar en una sola todas las cajas vascas y que los nacionalistas vascos en Navarra eran partidarios de, con la excusa de la crisis, haberse incorporado a esa fusión. Ahora seríamos el 20% de una caja vasca (KutxaBank) en vez del 1,2% de una caja catalana (CaixaBank), y es probable que para algunos sea más importante dónde se encuentra la sede central de esas cajas que el porcentaje. Por lo demás, asumiendo que ya no se tiene el control, el valor contante y sonante de ese porcentaje en principio sería igual (tiene tanto pastel el que tiene la centésima parte de una tarta de 100 kilos que el que tiene la quinta parte de una tarta de 5). De hecho, el dinero necesario para poner en marcha una nueva banca pública vendría, es de creer, de la venta de esas acciones de CaixaBank que es prácticamente todo lo que queda de la CAN. Este hecho tiene su importancia porque alguien podría pensar en cómo afectaría la creación de una nueva caja a la financiación de las empresas y las familias navarras cuando, siendo estas en último término las propietarias de las acciones de Caixabank, más bien serían las empresas y familias navarras las que financiarían una nueva caja navarra y no a la inversa.

La pregunta final que habría que hacer por tanto a algunos de los partidarios de crear una nueva CAN sería la de si siguen siendo partidarios de que la caja navarra se integrara con las otras tres cajas vascas. Más que nada para ir sabiendo dónde va a acabar más pronto que tarde la caja que a lo mejor estamos a punto de crear. Eso sí, diluyendo la nueva caja navarra entre las cajas vascas no sólo se crearía la Caja de Ahorros de Euskal Herria, sino que se evitaría que quedara nunca más bajo control de UPN aunque volviera a ganar las elecciones. Primero la unidad financiera y lingüística, luego la unidad política. Jugada maestra. Lo aburridas que serían las cajas si no estuvieran esencialmente ligadas por su naturaleza a la política.