Poco tiempo ha durado el propósito de Geroa Bai de no dedicar “ni un sólo minuto” al escándalo de las dietas del Ayuntamiento de Pamplona. Lo que es mas, poco ha durado la afirmación de que la noticia del Diario de Navarra era “totalmente falsa”. Como era de esperar, en cuanto Uxue Barkos ha participado en una rueda de prensa por otro asunto los periodistas han aprovechado la ocasión para preguntarle por el escándalo de las firmas y las dietas.
En ese momento, la diputada y concejal ha contestado que “el contenido de los documentos es absolutamente cierto, frente a lo que insidiosamente se ha sugerido e incluso afirmado”, y que “por supuesto esos documentos han sido suscritos o por mi misma, como no puede ser de otra manera, Uxue Barkos no falsifica sus firmas, o con mi autorización, como no podía ser de otra manera”.
De este modo, aunque incomprensiblemente Barkos insiste en que la información publicada es falsa, por otra parte la confirma y reconoce abiertamente que entre los recibos entregados para cobrar 24.000 euros en dietas del Ayuntamiento hay unos que están firmados por ella y otros en los que su firma ha sido imitada, aunque ella lo autorizara.
Como casi siempre que Uxue Barkos ofrece alguna explicación, son más las dudas que se crean que las que se despejan. Por un lado se confirma que las firmas son falsas. La prueba pericial publicada por el Diario de Navarra más ahora el propio reconocimiento de la interesada no dejan ninguna duda al respecto. La Fiscalía Superior de Navarra, que ya está examinando este asunto, se encuentra así con una dificultad probatoria menos en caso de que aprecie indicios de la comisión de algún tipo de delito en todo este caso, que desde el punto de vista ético resulta como poco llamativo.
Por lo demás, si ya las numerosísimas reuniones de grupo sin soporte documental alguno fuera de los días hábiles y fuera de las dependencias municipales resultaban antes dudosas, cuánto más si ahora que sabemos que hasta la mera firma de la interesada que venía a avalarlas estaba falsificada.
En este caso además no es que el sistema de cobros fuera opaco, inverificable o poco riguroso, es que la falsificación de una firma es una irregularidad flagrante incluso dentro de ese sistema de cobros.
16 respuestas
Firmo pero no es mi firma, autorizo y me firman, pero no es mi firma, cobro pero no existo, pero mira visto por el fisco, menudo lío lo de la paloma mensajera, lo que veo es una política amortizada por su falsismo, con lo cual visto el oportunismo, agur al lagartismo.
Una menos.