El Gobierno de Navarra aprobó el miércoles un proyecto de ley para modificar la Ley Foral 14/2004, de 3 de diciembre, del Gobierno de Navarra y de su Presidente, particularmente en lo relativo al uso del lenguaje, que pasará a ser “inclusivo”. Esta actualización del lenguaje comenzará de hecho por el propio nombre de la norma, que tras el correspondiente trámite parlamentario pasará a denominarse Ley Foral 14/2004, de 3 de diciembre, del Gobierno de Navarra y de su Presidenta o Presidente.
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La consejera Ollo desglosará próximamente más detalles de esta reforma por la que el Gobierno de Navarra y la Presidencia adoptan el lenguaje inclusivo, pero ya se han adelantado algunos de los cambios en virtud de los cuales, por ejemplo, la normativa foral distinguirá, en lo que se refiere a los cargos, entre “presidente y presidenta”,«vicepresidenta o vicepresidente», «consejera o consejero», o «la portavoz y el portavoz» del Gobierno.
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Alguno de los cambios constituye un evidente acierto al evitarse por ejemplo el término “portavoza”, frente a “la portavoz” o “el portavoz”. Menos claro es si tiene sentido distinguir entre el presidente y la presidente en vez de la presidenta y el presidento. O la vicepresidenta y el vicepresidento, al hablar de vicepresidentes. El debate tiene su miga porque si andante es el que anda y presidente el que preside, cabría preguntarse si hay que decir que la presidenta es un peligro andante o andanta.
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Barkos será unos días presidenta y otros presidente
El proyecto, insistimos que a la espera de los datos complementarios que inminentemente presentará la consejera Ollo, incluiría también el uso alternativo por parte de Uxue Barcos del título de “presidenta” o “presidente”, como un guiño a la fluidez de género y al programa SKOLAE, con el que este gobierno se encuentra totalmente comprometido.
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La idea de que Barcos alterne el uso de un género u otro en sus comunicaciones formales habría sido una iniciativa del vicepresidente Ayerdi, a raíz de una visita al Túnel de Velate en la que estaba vetado el tráfico a camiones con matrículas pares. De este modo, Barcos utilizaría el título de presidente o presidenta en virtud de un calendario prestablecido según los meses pares o impares, de manera que enero sería impar, febrero par y así sucesivamente. Al parecer, los días en que Barcos se presentara como “el presidente” llevaría un bigote postizo para visualizar la fluidez del tratamiento, si bien esto habría sido objeto de un intenso debate en el seno del ejecutivo ya que podría perpetuar los prejuicios de género, al punto que la consejera Beaumont propuso que se usara el bigote precisamente cuando Barcos compareciera en calidad de presidenta. En el marco de esas discusiones, Koldo Martínez propuso que Barcos llevara siempre bigote, pero que cambiara de color según el tratamiento. El vicepresidente Laparra mostró una cierta sorpresa inicial hasta que se le explico que actualmente Barcos no tiene bigote.
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Como seguramente a nadie se le escapa a estas alturas del texto, todo esto ha de ser interpretado a la luz del hecho de que hoy a la presidenta Barcos no le toca llevar bigote, ya que estamos en diciembre, mes par, concretamente a día 28, para más señas festividad de los Santos Inocentes. O sea que todo esto es una inocentada menos los dos primeros párrafos, o al menos ha sido redactada como tal, salvo que en los próximos días la consejera Ollo confirme que alguna de las ocurrencias aquí descritas efectivamente se van a poner en práctica. Cualquier parecido de la realidad con el presente texto sería una mera coincidencia, aunque a priori tampoco hay ninguna ocurrencia absurda que nos atrevamos a descartar que el gobierno pudiera llevarla a cabo en estos locos tiempos de verdades líquidas y géneros fluidos.
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