UPN, el rompeolas y el tsunami

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El tsunami económico y el tsunami político

Empezamos a dejar atrás poco a poco, tras notables esfuerzos, lo que sin ninguna duda ha sido un auténtico tsunami económico. Un tsunami en el que no sólo la tasa de paro se ha disparado hasta el 25% sino en la que hemos estado a punto de asistir a la quiebra del sistema financiero y hasta del propio estado. Es decir, hemos bordeado una auténtica calamidad económica y si hemos podido evitarla ha sido en buena parte gracias al apoyo externo que hemos recibido.

Pero esta es sólo una cara de la moneda.

Junto a la crisis económica, podríamos decir que como consecuencia de la crisis económica, se ha producido una crisis política de consecuencias a lo mejor no mucho menos devastadoras. Lo iremos viendo. Es más, podría pensarse que la crisis política no es consecuencia de la crisis económica, sino que la particularmente intensa  crisis económica de España es en buena medida consecuencia de la crisis política. En cualquier caso, da la impresión de que nuestros políticos se dieron cuenta muy tarde de la magnitud de la crisis económica y que a lo mejor ahora se están dando cuenta muy tarde de la magnitud de la crisis política.

Apenas una horas antes de anunciar su continuidad, Yolanda Barcina ya apuntaba cuál sería su decisión al declarar: “Estoy ilusionada, ¿me ven? Una imagen vale más que mil palabras”. La pregunta es si el electorado también está igual de ilusionado. Nuestra impresión es que no. Es de temer que lo que sucedió el viernes en Cadreita no sea la respuesta proporcional al tsunami político que se encuentra en progreso, ni al clamor por una renovación y una regeneración que existe en el electorado nacional y navarro.

Un partido que ideológicamente aún no ha llegado a la caída del Muro de Berlín se encuentra a punto de superar al PSOE en intención de voto y no será posible que la izquierda gobierne sin sus escaños. Un tercio del electorado de centro derecha se encuentra completamente desmovilizado. Una de las dos comunidades más pujantes de España está planteando la ruptura del estado para el mes de octubre. La CAV estudia la manera de seguir a Cataluña sin que parezca que va a remolque. La crisis de la monarquía, la desafección política, la desconfianza en la Justicia, Bárcenas, Pujol, la desaparición de las cajas, la corrupción sistémica en Andalucía… ¿Es casualidad que todo esto explote al mismo tiempo o estamos asistiendo al desplome del diseño del estado tal como se concibió en 1978?

Lo mismo que no haber sabido medir la gravedad e intensidad de la crisis económica agravó los desajustes que ahora tenemos que sacrificarnos por corregir, no saber medir la gravedad e intensidad de la crisis política en la que nos encontramos nos llevaría a una situación mucho peor y de la que será mucho más difícil salir después. El estado actual de cosas de desploma. Pero ese desplome se puede resolver por la vía de la regeneración democrática y moral o por la vía del populismo y el extremismo. Si no se elije lo primero, vendrá lo segundo.

UPN viene presentándose hace algún tiempo a sí misma como “el rompeolas” frente al nacionalismo. La verdad es que los muros tienen dos características un tanto inquietantes, como son que no avanzan y que más tarde o más temprano suelen resquebrajarse.

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