Debajo de la superficie: las "boinas"…
La organización que tiene UPN, según nos cuentan, es una herencia de los tiempos de Rafael Gurrea. El anterior Secretario General, según esas fuentes, pensaba que la principal baza de UPN consistía en hacerse fuerte sustentándose en las organizaciones de los pueblos. Así es como apareció una pequeña "task force" que fue la que se ocupaba, día a día, recorriendo carreteras, de mantener contacto político con los lugareños. Ahí estaban personas como Pedro Eza, José Miguel Morrás, M. A Ruiz Langarica, Eradio Ezpeleta y Gabriel Viedma. A la par, los Estatutos de UPN siempre han dado poder amplio a los pueblos, por ejemplo en el Consejo Político, y también ha sido tradicional la presencia en el Parlamento de mucha más gente de fuera de Pamplona que de la capital. Lo importante de este fenómeno, además, era la actitud con la que se trabajaba. En realidad, los de la sede mantenían a los de los pueblos dándoles una preferencia permanente. Si el Director General de la CAN va a visitar su oficina de Azagra, lo hace para exigir resultados, no para que el jefe de esa oficina le plantee exigencias. Pues bien, en UPN el sistema es el inverso. El que manda es el de la oficina: “Incluso puede llegar a pedir que se le coloque a su hija en algo, o que se le meta en la lista al Parlamento”. Con este sistema se pretendía asegurar un suelo electoral que diera a UPN, al menos, la posibilidad de seguir manteniendo esa misma estructura, aun a costa de renunciar a mejorar el techo. Una frase que ha quedado en el recuerdo, al sacar 17 escaños y perderse el gobierno tras la escisión de CDN, fue la de que "gracias a nuestra organización, nos hemos mantenido". Lo mejor de esa "task force", que “ahora viaja en un Phaeton”, sería la principal fuerza de Alberto Catalán. Este es el clan que algunos llaman "de las boinas".
Y los "birretes"…
Barcina lleva birrete en tanto que profesora de la UPNA. Yolanda Barcina, por todo lo anteriormente expuesto, difícilmente hubiera dado el paso de presentar su candidatura a la presidencia, o lanzar un órdago frente a una posible bicefalia, sin el apoyo de Miguel Sanz. Si fuera por UPN, nos cuentan, “la gente prefiere a Catalán”. El factor determinante, por tanto, es Miguel Sanz, aun siendo conscientes todos del muy superior tirón electoral de Yolanda Barcina. Pero todavía hay un problema. Si bien es improbable que Barcina se hubiera lanzado al ruedo sin apoyo de Sanz, nos comentan en cambio que Catalán sí es muy capaz de hacerlo. De hecho, nos cuentan que Catalán no estaba en la lista cuando se iba a formar el actual gobierno, él se quedaba en el Parlamento y entraba García Adanero. Sin embargo, “Alberto se puso en jarras y le gano el pulso a Sanz”. Ahora no se descarta que pudiera suceder algo parecido porque mucha gente del aparato y los comités locales no sólo quieren que sea él el próximo presidente, sino que lo necesitan para seguir en el puesto. Este sería el origen de sus actuales apoyos y la insistencia en que presente su candidatura. Y la razón por la que Catalán no ha tirado la toalla a estas alturas a pesar de las encuestas. Todos ellos pensarían que su continuidad estaría mucho mejor garantizada por Catalán que por Barcina y el nuevo equipo que ésta formara.
Estas serían, por tanto, las dos corrientes que se mueven y maniobran en busca de apoyos por debajo de la superficie, tras los abrazos y los confetis. Incluso buenos conocedores de UPN se niegan a realizar un pronóstico. Catalán entre tanto, prudente, no se moja. Ayer volvía a preguntársele por su posible candidatura, y de nuevo siguió sin pronunciarse. Puede que porque ni él mismo, haciendo bueno este análisis, se atreva aún a realizar un pronóstico.