Dentro de la ronda de comparecencias de la comisión de investigación de Davalor, se ha producido esta semana la de Yolanda Blanco, directora general de Industria, Energía e Innovación del Gobierno de Navarra. Como directora general recién nombrada tras el cambio de gobierno, fue una de las tres personas del consejo de Sodena que decidió la inversión junto a Ayerdi. Siempre, claro está, que otorguemos un papel relevante a las personas nombradas por Ayerdi ya que, una vez más, la comparecencia sirvió para mostrar el grado de implicación de Ayerdi en esta cuestión: «el Gobierno de Navarra nos insta a Sodena a dar el préstamo, con un informe favorable”, relató la directora general. El propio Ayerdi, que compareció ayer, señaló que la decisión de prestar a Davalor «la toma el Consejo de Sodena y previamente hay un acuerdo del Gobierno de Navarra». Ayerdi, abundando en el hecho de que las personas que avalaron su decisión acababan de ser nombradas por él mismo, declaró que, con el cambio de Gobierno en Navarra, «opté por cesar a todos los consejeros de Sodena» porque «tocaba en ese momento político». Obviamente no se puede descalificar de un plumazo a los tres consejeros de Sodena que apoyaron a Ayerdi sólo porque él los había nombrado un minuto antes, pero tampoco se puede ignorar que los políticos, a veces, tienden a nombrar a personas que les suelen dar la razón, y los consejeros recién nombrados se habrían visto en la tesitura de que su primer acto tras ser nombrados por Ayerdi fuera oponerse a Ayerdi. Yolanda Blanco, no obstante, puede que tuviera dudas en 2015, pero ahora, a la vista de la catástrofe, es cuando inexplicablemente dice que no tiene ninguna duda de que se hizo bien en prestarle 2,6 millones a Davalor.
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Ahora que sé que este camino lleva a un precipicio, volvería a tirarme al precipicio
La declaración de Irigoyen resulta un tanto pintoresca pero, efectivamente, la directora general de Industria, cuando se le preguntó si el préstamo fue un error de Ayerdi, contestó con vehemencia: “¿Error? No, de ninguna manera, yo volvería a darle dinero a este proyecto”.
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A la vista de esta declaración, salta a la vista que los contribuyentes estábamos totalmente vendidos con Ayerdi y estos consejeros prestando nuestro dinero. Si ahora, en el momento presente, con la ruina evidente la directora de Industria dice que no cometió ningún error y que volvería a prestar el dinero a Davalor, ¿cómo iba a no dárselo en 2015?
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Yolanda Blanco llegó a decir que «creo de verdad que no nos podíamos permitir en Navarra dejar pasar un proyecto así». ¿En serio que no? ¿Pensaría lo mismo si el dinero fuera suyo? ¿Pueden tener el poder de prestar dinero público personas a las que parece que les duele tan poco perderlo? ¿Con qué criterio deciden los préstamos si les parece bien tanto dárselos a proyectos que triunfan como a proyectos que fracasan e incluso a los que ya han visto que han fracasado dicen que se lo volverían a dar igual? ¿Para qué examinar entonces si un proyecto es viable o no? ¿Basta con envolverlo en bonita fraseología? ¿Este es el nivel de la gente que maneja nuestro dinero?
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Todo esto nos lleva a una pregunta y una consideración.
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La consideración es que cuánto le cuesta a este gobierno de soberbios reconocer el más mínimo error. Y cómo va a corregir este gobierno ningún error si no reconoce ninguno.
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La pregunta es: ¿qué podemos esperar los contribuyentes que pase con nuestro dinero en el futuro, si la directora general de Industria y consejera de Sodena volvería a prestar nuestro dinero a Davalor una y cien veces, a pesar de todo lo visto?. ¿Puede seguir esta persona un minuto más manejando y prestando dinero público? Y con esta persona no nos referimos tanto a Yolanda Blanco (que seguramente también) como a su jefe, o a la jefa de su jefe como última responsable que lo mantiene.
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5 respuestas
Entiendo que SODENA debería pasar a depender del Departamento de Bienestar Social y de ahí transferirlo a Cáritas.
EN Navarra funciona mucho y muy bien una estrategia del poker: el que más aguanta la mirada y más chulo se pone mejor oculta el farol. Nos lo enseñaron Enrique Goñi y sus monos amaestrados despues de destruir la CAN, lo confirmó el «creador» de Davalor el otro dia en el parlamento, con una chuleria de puerto deportivo nunca vista en una ciudad sin mar, y aparece ahora como discípula aventajada la imbecil de Yolanda Blanco, que sabe perfectamente que, en Navarra (quien nos ha visto y quien nos ve) nos achantamos en cuanto un chulo se pone gallo
Esto es para hacer una ola.
Que nivel Maribel, también podría comerse una y otra vez el informe de marras, ah no, que la celulosa es indigesta. Al menos sus intestinos serían conscientes de algo, si es que los tiene.
Defendiendo el demostrado error ella sola se desacredita. Miente o es imbécil. O las dos cosas a la vez
Pues claro, igual que al agujero sin fondo de Sendaviva.