Un transexual y un filósofo a favor del autobús de los niños con pene

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A cuenta del debate sobre el autobús de Hazte Oír y si los niños tienen pene, de algún modo se está queriendo ofrecer la idea de que quienes se posicionan a favor del mensaje que traslada el autobús, o incluso de quienes se oponen a que sea censurado, son unos transfobos, unos indigentes mentales y unos monstruos que se deleitan en el sufrimiento de los niños.

Es por eso que seguramente debería romper algunos esquemas el testimonio a favor del autobús de Charlotte Goiar (Vigo, 1972), la primera persona a la que la Justicia le permitió un cambio legal de sexo en España. Nació con genitales masculinos, pero con un trastorno genético denominado Síndrome de Harry Benjamin. Vivió un verdadero calvario: le hicieron bulliyng en el colegio, sus dos hermanos varones le decían “vete de casa, maricón”, estuvo más de 20 años con antidepresivos, e incluso llegó a pensar en suicidarse. Pues bien, esta persona no solo declara que “No me ofende el bus de Hazte Oír”, sino que está de acuerdo con casi todos sus planteamientos. Es más, seguramente es la persona más políticamente incorrecta y la que, en todo este debate, se ha expresado con más claridad a favor del mensaje del autobús y en contra de la ideología de género. He aquí algunas de sus declaraciones a la web actuall.com.

Usted no se siente ofendida por el autobús que dice “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”

No, porque eso es lo normal. Lo anormal sería decir lo contrario.

Es decir, la publicidad de los niños transexuales de País Vasco y Navarra

Efectivamente eso es lo anormal.

Anormal ¿por qué? ¿porque es la excepción, porque numéricamente es irrelevante?

Porque no llega al 1% de la población. Y los niños con pene y las niñas con vulva son el 99%,es decir casi toda la población. Y, si tenemos en cuenta que quienes sufren estos síndromes congénitos terminan adecuando físicamente su sexo a la normalidad, nos acercamos al 100% de la población.

Entonces usted no cree que decir eso pueda ser delito de odio

Lo único que hace el autobús de HazteOir.org es manifestar una realidad anatómica, física, médica, una realidad biológica y científica del 99% de la población, es decir, casi toda la población. Pero es que además, para un niño con síndrome de Harry Benjamin lo normal es tener pene, así como vulva para una niña, por ello sufren por carecer de sus propios órganos genitales que corresponden a su sexo sentido. Y además la Constitución Española garantiza la libertad de expresión en cuanto a ideología, religión, etc., por lo que no entiendo a qué viene tanta condena por parte de todos hacia esto, cuando es lo normal.

Usted misma es una de esos casos rarísimos de Incongruencia de Género

Así es. Tengo el síndrome de Harry Benjamin (por el médico Harry Benjamin), y está reconocido como una enfermedad rara por la Organización Mundial de la Salud desde los años 60. Se debe a la alteración de un gen en el feto en la primera fase de la gestación cuando se produce la diferenciación sexual. Y es muy excepcional se da únicamente en 1/30.000 bebés con genotipo XY y en 1/100.000 bebés con genotipo XX, en la cual la diferenciación sexual a niveles neurológico y anatómico no se corresponden. Así, una niña nacida con esta condición, parece ser un niño al nacer, su sexo cerebral es femenino pero su anatomía externa es masculina -genitales  masculinos-.

¿Usted nació con genitales masculinos?

Pero muy pequeños, con hipogonadismo, con deficiencia de hormonas masculinas. Durante la infancia viví como un niño pero me sentía niña y hasta los 16 años no se lo confesé a mi madre.

¿Cómo se lo tomó?

Me aceptó, aunque le costó. Me apoyó siempre. Entonces acudí al endocrino y me diagnosticó el síndrome y a los 17 comencé a vestir con ropa de chica. Tomaba estrógenos (femeninos) y antiandrógenos (contra la hormona masculina)… pero no me operé para la reasignación de sexo hasta los 42 años, en 2015.

¿Por qué tardó tanto?

Porque hasta 2007, la legislación prohibía que el Ministerio cubriese las operaciones de reasignación genital. Hasta el año 2013 el Tribunal Supremo no me reconoció el derecho para operarme con cargo a la sanidad pública. Obligó a la Xunta de Galicia a la intervención. He tenido una larga batalla judicial para conseguir que me reconociesen como mujer.

¿Se siente mejor?

Mucho más aliviada, aunque un cambio de sexo no es como tomarse una coca-cola, como nos quiere hacer ver el lobby LGTB. Es un fardo psicológico tremendo que has sufrido durante muchos años, y lógicamente requiere de un tiempo de cuidado psicológico y físico posterior a la cirugía para poder recuperarte plenamente.

¿Se considera transexual?

Prefiero no ser definida como transexual, sino como mujer. Eso es lo que figura en mi DNI. Creo que transexual es una etiqueta ambigua y politizada por el lobby LGTB. Sólo hay dos posibilidades en la biología humana demostradas científicamente: hombre o mujer, no hay término medio, ni cinco mil identidades sexuales más como quieren hacernos creer.

¿Cree que a los LGTB no les interesa la suerte de los enfermos de Trastorno de Identidad de Género?

El interés que tienen por esos pacientes es prácticamente nulo, porque lo que a la Ideología de Género le interesa es destruir el esquema binario (varón y mujer).

La segunda persona que se ha pronunciado respecto a esta polémica y a la que traemos hoy a colación es al filósofo Fernando Savater, entrevistado por la Tribuna del País Vasco. Savater discrepa del contenido de la campaña de Hazte Oír, pero defiende su derecho a expresar su opinión sin ser censurados ni reprimidos.

“No veo la incitación al odio por ninguna parte”

“A mí no me gusta ninguna de las dos campañas, porque no son temas para pasear por las ciudades de ese modo y mucho menos dirigiéndose a niños. En ambos casos, los lemas son simplezas para fanáticos. Pero si se acepta la campaña de apoyo a la transexualidad no hay mas remedio que aceptar también la contraria, so pena de practicar la libetad de expresión sólo con las opiniones que compartimos”.

“Las opiniones pueden ser erróneas, desagradables o disparatadas, pero no por ello pueden ser prohibidas”.

“Respetar la libertad de expresión es permitir que se expresen las voces que más nos desagradan. Dejar hablar solo a quienes piensan como nosotros no es tolerancia sino proseletismo”.

No nos queda mas remedio que defender el autobús

No hay ninguna razón para que a quien le parece bien censurar el autobús le parezca mal censurar a NC, o acusar de un delito de odio a NC. Lo cierto es que, de haber aquí alguna incitación al odio, es más bien a odiar a todo aquel que no se pone del lado de los censuradores y en contra del mensaje del autobús. Si por algún lado hay un delito de odio en la campaña, irónicamente podría decirse que es porque hay gente que la ve y quiere quemar el autobús, la Conferencia Episcopal, la bolsa de Madrid y la sede del ABC. Por lo demás, es como decir que una campaña contra la obesidad infantil es incitar al odio contra los niños gordos.

Evidentemente el debate no es si a los niños con un problema hay que tratarlos bien o mal, naturalmente que hay que tratarlos bien, la disputa es si para evitar reconocer que estos niños padecen una anomalía hay que negar que existe una normalidad, y que la normalidad es que los niños tienen pene y las niñas tiene vulva.

Claro que las niñas tienen vulva, por eso los niños que se sienten niñas quieren una

Por otro lado, que esa anomalía es real lo tienen que reconocer ellos mismos, puesto que ellos mismos reconocen como algo que funciona mal la falta de correspondencia entre el género que sienten y el que tienen, y reclaman medidas, incluida cirugía, para intentar reconciliar lo que sienten con lo que son. Los niños tienen pene así que yo, que me siento niño, quiero uno. O las niñas tienen vulva así que yo, que que me siento niña, como decía Charlotte Goiar en la entrevista paso de la ideología de género y de que puedo ser una niña con pene y quiero una. Se puede discutir, no obstante, acerca de las soluciones a adoptar ante este problema y si en definitiva es imposible solucionar completamente el problema, pero lo que no se puede discutir es la propia existencia del problema y que solucionar el problema no puede consistir en negar que existen dos géneros.

Lo cierto en que en todo este debate se están viendo cosas extrañísimas, como decir que el género o la identidad sexual no tienen nada que ver con la biología y es algo totalmente separado del cuerpo y la realidad material. Para sostener esto en primer lugar habría que creer en la existencia de un alma, que el sexo está en el alma y que hay almas masculinas y femeninas. Llama la atención que frecuentemente se pueda llegar a esta conclusión desde un punto un punto de vista materialista y ateo. La alternativa es concluir que la identidad de género está en la educación y los niños que se sienten niñas han sido específicamente educados por sus padres y sus maestros para traumatizarles y que se sientan niñas, creándoles ese problema. La alternativa a estas dos opciones es volver en autobús a que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva, por no decir al sentido común.

Es posible que nazcan gatos con tres o con cinco patas, pero no es que los gatos sean una especie con un número indeterminado de patas. El gato que que tiene tres patas es un gato con una anomalía. Obviamente no es por ello menos gato.

La vida de las personas con problemas sigue siendo preciosa

Naturalmente hablamos de seres humanos y no de gatos. Y en este sentido nadie más que nosotros consideramos sagrada la vida humana, incluyendo la de los seres humanos con problemas, con enfermedades y con anomalías. Por otro lado, todos tenemos problemas, defectos y anomalías, cada uno las nuestras. Son otros, en todo caso, los que propugnan ideologías a favor de desechar seres humanos, incluidos niños, por tener problemas y defectos, por ser indeseados o por considerar que hay vidas no dignas. No es nuestro caso.

 

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4 respuestas

  1. Suscribo punto por punto lo que dice una persona afectada por este tema y lo que dice otra persona razonable, y que razona que si la libertad de expresión ampara a unos, amparará a todos.
    Y lo dicen personas. No gente subvencionada por lobbys de presión a sueldo de ingenieros sociales del demonio.
    A ver si nos quejamos de manoseos inexistentes, como la Barcos, para poder manosear penes, vulvas … y sobre todo, cerebros y bolsillos.

  2. Leer la opinión autorizada de Charlotte Goiar es reconfortante. Ya creía que el género humano -todo él- se había vuelto loco. Lo que dice cae por su propio peso.
    En cuanto a Fernando Savater, al que admiro, estoy totalmente de acuerdo con él en que debe respetarse la libertad de expresión de todos. Pero quedarse ahí es no entrar en el debate de fondo. El lema de Hazte Oir es una afirmación que responde a un hecho biológico objetivo mientras que el de Chrysallis pretende elevar una fluctuación estadística biológica a ley general.
    Es preocupante el miedo a la verdad que tienen muchas veces los pensadores de izquierdas y más preocupante todavía que la casi totalidad del espectro político se haya rendido a la ideología de género (sexo, por favor) hasta convertirla en pensamiento dominante de nuestra sociedad.

  3. En cualquier caso, y en contra de los que dudan de la oportunidad de una campaña como la de Hazte Oír yo creo que si ha cumplido un objetivo muy importante y es que nuestra sociedad debata el tema. Y es muy fácil desautorizarlos con lo de campaña de derechosos fachas ultra-católicos. esto es propio del pensamiento débil que lo invade todo.
    La ideología de género es de un totalitarismo asfixiante.

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