Un programa de diez puntos para que el centro derecha pueda volver al gobierno

No tendremos la petulancia de dictar el programa que ningún partido de centro derecha debe presentar a las elecciones. Sin embargo, para el centro derecha es momento de tormenta de ideas. Es bueno que haya ideas en ebullición en el puchero de la oposición. O del gobierno, allá donde el centro derecha lo mantenga. Claro, si la mayoría de los votantes son de izquierdas, una idea para ganar las elecciones es hacerse de izquierdas. Lo que pasa es que la primera idea a aclarar es si ganar las elecciones es un fin en sí mismo o un medio para aplicar una serie de recetas porque uno cree que las cosas funcionan mejor con esas recetas. Entonces hay que convencer a la gente. Y para eso hacen falta ideas. ¿Tenemos claro nosotros mismos lo que pensamos y lo que queremos?

De vez en cuando es interesante escribir un decálogo con lo que uno piensa. ¿Por qué un decálogo? Porque no eres nadie sin un decálogo. Nadie te escuchará si en vez de 10 ideas tienes 7 y las llamas heptálogo. O si tienes 329 y las llamas… lo que sea como se llame eso. Por otro lado, todos sabemos que si escribimos 10 propuestas podrían ser 14, las mismas o distintas. Pero hay que empezar por algo. Y naturalmente tiene que ser por un decálogo de propuestas razonables y para mejorar las cosas, que mucha gente pueda compartir, por lo demás todo lo discutible que queramos.

1-Presupuesto equilibrado

Cualquier persona sensata, después de pensarlo un poco, estaría de acuerdo en que los presupuestos públicos tienen que estar equilibrados. No se puede gastar más de lo que se ingresa. Gastar más de lo que se ingresa no sólo no garantiza, sino que pone en peligro todos los servicios públicos. ¿Alguien quiere más gasto público? Primero que genere el ingreso correspondiente, si puede, no a la inversa. Y teniendo en cuenta que lo que se pone en un sitio hay que sacarlo de otro.

2-Gasto público sólo para las cosas esenciales

Que el estado no gaste más que para garantizar los servicios estrictamente esenciales. Esto no es amenazar el estado del bienestar sino todo lo contrario, es asegurarlo. Quien pone en riesgo la sanidad y la educación es quien pierde el control de las cuentas públicas, creando más y más partidas de gasto que al final llevan a que no haya dinero para lo esencial, pasando por tanto primero al endeudamiento, luego a los recortes y, en último término, si la derecha no lo remedia, a la quiebra del estado. ¿Pero la derecha no ha malgastado también allí donde ha gobernado? Entonces la derecha tiene que volver a sus principios ideológicos.

3-Impuestos bajos

El dinero con el que se pagan los servicios públicos no cae del cielo, lo generamos quienes no trabajamos en el sector público. Cuanto más dinero nos quita el gobierno, menos dinero queda en los bolsillos de la gente para que se desarrolle y crezca la economía. Un exceso de gasto público asfixia la economía. Tiene que haber un equilibrio entre lo que los políticos quieren gastar y lo que los contribuyentes pueden pagar sin estrangular la economía. Para tener un estado como el de Suecia, primero hay que crear una economía privada tan próspera como la de Suecia que pueda financiar ese estado. Una imagen que equivale a mil palabras en este sentido.

estado sociedad

4-Hay que mimar al sector privado

Hay que crear un ambiente de estima y reconocimiento no sólo del trabajador, sino también del empresario. Hay que cuidar también y mimar el sector privado, porque es del que sale la riqueza para financiar el estado del bienestar. El discurso anti-sector privado no es finlandés o sueco, sino cubano o venezolano. Pensar que destruyendo o atacando lo privado se refuerza lo público es absurdo. Es no haber entendido nada. No hay leche sin vaca. Al mismo tiempo hay que poner fin al capitalismo de amiguetes, acabar con carácter general con las ayudas y subvenciones que sólo sirven para mantener empresas zombis, colocar la personal, falsear la oferta y la demanda, o crear burbujas. Una economía en la que, mediante ayudas y subvenciones, se retiran los recursos de donde se generan y se destinan hacia donde se pierden, es una economía condenada a la ruina.

5-Libertad educativa

Los padres tienen que poder escoger, con carácter general, la educación de sus hijos. No es el estado el que les cuenta un cuento por la noche a los niños, ni el que les suena los mocos, ni el que les enseña a hacer un castillo en la playa o a tirar un penalty. Normalmente ningún concejal quiere a un niño o una niña más que sus padres. Ni se preocupa y se esfuerza más que ellos en su bienestar y su educación. Y además son los padres y no el concejal ni el consejero o el ministro los que, además de cambiar los pañales, pagan con sus impuestos los edificios, los libros y los profesores de los niños. Por tanto los padres tienen derecho a elegir la educación y no que se la elija el ministro, para convertirlos en futuros votantes de su partido. Además de libre, la educación tiene que ser plural, exigente y excelente. Y laica, para el que la quiera.

6-Defensa de la vida

La derecha debe defender el valor de la vida humana, incluyendo el de las personas enfermas, deprimidas, feas, gordas, ancianas, improductivas o imperfectas. Si la izquierda no quiere defender la vida humana, que no la defienda. Si de lo que se trata es de discutir si todas esas personas no son humanas, o si su vida es indigna, habrá que discutírselo a la izquierda. La derecha debe reivindicar también el derecho a la vida como un derecho de la persona, individual e inalienable, no como una concesión del estado que pueda someterlo a plazos, a supuestos, a credos o incluso a referéndums.

7-No a obras faraónicas

No a las obras de dudosa utilidad, o que pudiera hacerlas el sector privado, o que si tan claro está que son negocio las construiría el sector privado, o que el sector privado no las construye porque el sector público compite contra él y lo ahoga con el dinero de todos.

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8-Sí a la solidaridad

Los votantes del centro derecha son al menos tan solidarios, compasivos y bondadosos como los votantes de la izquierda. Cáritas estima que en Navarra hay un 3,1% de la población en situación de pobreza severa. Esto no le preocupa más a alguien de izquierdas que a alguien de derechas. Pero alguien de derechas se preguntará si a lo mejor Cáritas no hace mejor trabajo que la administración para combatir la pobreza. O si que haya un 3,1% de población en situación de pobreza, y no un 9%, o un 50%, es consecuencia de que somos un territorio gobernado hace mucho por el centro derecha en un país desarrollado en el occidente capitalista. Es decir, si para empezar el objetivo es tratar de que sólo haya un pequeño porcentaje de personas realmente pobres. Para ayudar al 3,1%, o a más población que seguramente necesita ayuda puntual, tan bien dispuestos están los votantes de derecha como los de la izquierda. De hecho, los votantes de derecha no lo son porque tengan un gen malvado, sino porque piensan que las políticas de derecha generan más riqueza y menos pobreza, cosa que por otra parte avala cualquier lista de los países más libres y prósperos. O un simple vistazo a las comunidades más ricas y más pobres de España y quiénes las han gobernado las últimas décadas.

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9-Lucha contra la corrupción

Resulta esencial que exista una justicia realmente independiente de los partidos a los que tiene que juzgar. Hay que estimular una actitud de vigilancia respecto al gobierno, cualquier gobierno. Reducir el número de cosas que para hacerlas hace falta un permiso, una licencia, una recalificación, una decisión discrecional o, alternativamente, llenar los bolsillos de quien puede conceder todo eso. Promover la democracia interna de los partidos, las listas votadas por la militancia, abiertas y desbloqueadas después para el conjunto de los electores. Promover la indisciplina de voto y que cada candidato responda ante sus electores. Si decimos por un lado lo importantísima que es la educación y la formación, luego no podemos poner en los cargos públicos y las listas a personas sin formación, sin experiencia y sin cualificación.

10-Identidad navarra y española

Se puede ser navarro y español. Se puede hablar vascuence, sentirse navarro y sentirse español. Por hablar vascuence no hace falta ser antiespañol. No hace falta escoger entre ser Maiorga o ser Ramírez, aniquilando una parte de lo que uno es. Por hablar vascuence no hace falta necesariamente querer formar parte de la CAV. Los navarros hispanohablantes, la inmensa mayoría, no son navarros de segunda, ni deben sentirse así, ni deben dejar que se les trate así. Se puede ser perfectamente vasco siendo navarro. Se puede ser perfectamente vasco sin necesidad de que Navarra se convierta en una diputación vasca. La identidad navarra y española es inclusiva. No hace falta renunciar a nada de lo que uno es ni a ninguna de sus raíces para sentirse navarro y español. Círculos concéntricos. Alguien que no hable vascuence no es menos navarro que alguien que lo hable. A nadie se le puede prohibir que hable vascuence, pero tampoco se le puede obligar. No existe discriminación positiva, sólo discriminación. Toda discriminación positiva a unos implica una discriminación negativa a otros. Hablar de discriminación positiva es tan absurdo como hablar de segregación positiva, subordinación positiva o negatividad positiva.

A este decálogo seguramente le sobran o le faltan cosas. Hay muchos decálogos alternativos. Este no es «el decálogo», sólo un decálogo. No es el punto de llegada, ni siquiera el de partida, sino un punto de partida entre muchos. Cada lector tendrá el suyo, más o menos diferente, más o menos parecido, probablemente alguno mucho mejor. El centro derecha tiene el tiempo y la tranquilidad de estar en la oposición para ir pensando uno. Pero hay que ir pensando uno.

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35 respuestas

  1. Querida Patricia, te veo muy nerviosa con el euskera.
    Seguro que tu y tus amigos no dicen nunca balompie en vez de futbol ….

  2. Querido La Ribera, te veo muy nervioso con el euskera y con mis preguntas.
    ¿No vas a contestar? bien que inicias debates y adjudicas frases e intenciones que no son.
    Escabulles el bulto.
    Aunque pensándolo bien, tu silencio ya me ha contestado. Sectario y totalitario. No te quejes si son contigo sectarios y totalitarios, Agur ´ta erdi. Ona izan.

  3. Me permito un matiz al matiz de Patricia. El cancer de la mediocridad en el gabinete, metastatizado yá en el de Barcina, no es exclusivo de esta. Las últimas alineaciones de Sanz ya dejaban mucho que desear. De algún meteórico ascenso se insinuaba entonces que había sido ganado sudando entre sabanas. Radio Macuto? Vaya usted a saber….

  4. No mientas, yo ya me he significado y contestado, tú en cambio no respondes a preguntas directas. Escabulles el bulto, evitas las respuestas, cambias de tema, manipulas y mientes.
    Tengo que añadir a SECTARIO, TOTALITARIO Y MANIPULADOR.
    Otra cosa, si tanto amas el esukera (dice bien que hablando en castellano se dice vascuence, de la misma manera que tú no dices London) intenta aprenderlo, yo estoy en ello y me llena de orgullo y satisfacción. Al esfuerzo, merece la pena… a pesar de los fachas españolistas y euzkadianos a los que les molesta…

    Ya me contarás que tal por los cerros de Úbeda, por los que te gusta andar tanto.

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