Dice el sabio refrán que una cosa es predicar y otra dar trigo. Al parecer, esto es exactamente lo que se les puede aplicar a algunos sindicatos y partidos, especialmente beligerantes en la oratoria a la hora de hablar del empleo, la solidaridad, el gasto social y la defensa de los trabajadores. Lamentablemente, la palabrería no sirve para pagar nóminas. Y este es el caso de la Fundación Canaria para el Desarrollo Social (Fundescan), cuyas trabajadoras se han fotografiado de la guisa que se aprecia en la foto para denunciar que el sindicato, tras cuatro meses sin cobrar sus sueldos, las despoja «de todo». La quiebra de esta fundación afecta a 160 trabajadores y deja una deuda de 9 millones de euros. Una deuda que, como denuncian los propios trabajadores, es “dinero público”.
El suceso llama especialmente la atención si tenemos en cuenta las multimillonarias subvenciones que reciben los sindicatos, y que lejos de reducirse con la crisis han crecido a lo largo de los últimos años. No en vano, UGT y CCOO son las mayores “empresas del estado”, con 200.000 liberados. Para crear empleo y salir de la crisis, por tanto, habrá que estar muy atento a las políticas económicas que defienda este sindicato.