Llama por consiguiente la atención la contumacia del coordinador de Aralar en Navarra, Txentxo Jiménez, con sus pistas croatas y conexiones colombianas con la legión extranjera francesa, para buscar una espía infiltrada en el ayuntamiento de Cizur. Es de temer que los espías actuales ya no lleven gabardina, sombrero, gafas oscuras, un periódico con dos agujeros y una pastilla de cianuro en el bolsillo. Pastilla que, por cierto, la espía de Nabai no se ha tomado al ser descubierta.
La noticia ya no son las diversas “pruebas” que Txentxo Jiménez sigue aportando a la historia universal de la novela negra, como que la pareja de la concejala, hasta agosto, era argentino, que ha tenido problemas de orden público en locales nocturnos que ha cerrado por impago un gimnasio en Barañáin. En lo que están reparando los medios es en que ya ni el propio Zabaleta, a su lado durante la comparecencia, ha dicho esta vez una palabra suscribiendo su discurso. Parece que incluso en el propio seno de Nabai, seguir el esperpéntico discurso de Txentxo cada vez da más vertigo (ejemplo 1, ejemplo 2).