La extrema izquierda anda desatada y furibunda en todas sus declaraciones desde que en la Comunidad de Madrid se han convocado elecciones. En el epicentro del ruido y la ira como siempre se encuentran Pablo Iglesias y su pareja no romántica a la sazón ministra de Igualdad, Irene Montero. Si hace unos días Iglesias decía abandonar la vicepresidencia y presentarse a las elecciones para liderar el combate contra la “derecha criminal”, porque no otra cosa que un crimen es no pensar como Pablo Iglesias, ayer fue Irene Montero la que aprovechó que el Pisuerga pasaba por el Senado para entrar ella también en la campaña declarando que Madrid “no es una comunidad segura para las mujeres”. El problema es que la ministra Montero dice una cosa y el Informe sobre Delitos Contra la Libertad e Indemnidad Sexual en España, que edita el Ministerio del Interior, dice otra. De hecho hay 3 datos en este informe que merecen unos momentos de atención.
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En primer lugar, para no desviarnos del asunto inicial y de las declaraciones de Irene Montero, resulta que efectivamente Madrid es una de las comunidades con mayores tasas por habitante de delitos contra la libertad y la indemnidad sexual, pero bastante por debajo de otras comunidades como Cataluña, Canarias, Comunidad Valenciana o Navarra, no digamos Baleares. Por cierto, muchas de estas comunidades se encuentran gobernadas por el PSOE o sus socios. Puestos a declarar como no segura alguna comunidad española, parece que la principal candidata sería Baleares, presidida por la socialista Francina Armengol. Baleares es también, casualmente, el escenario de unos terribles abusos a unos menores bajo la tutela del gobierno balear que la izquierda no quiere investigar. Tal vez Pablo Iglesias debería haberse presentado como candidato allí y no por Madrid. Tampoco hay malas mansiones en la comunidad balear. Eso sí, sus hijos quizá allí ya no podrían estudiar en español.
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El segundo dato nos lleva más allá de la trifulca electoral y del cansino debate de la izquierda contra Madrid. Lo llamativo en este caso es la evolución en toda España a lo largo de los últimos años de los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual. El discurso oficial de la izquierda es que venimos de un sistema que institucionaliza y socializa la opresión y la agresión contra la mujer. O sea, que cuanto más retrocediéramos en el tiempo más violencia contra la mujer deberíamos encontrar. Algo se debería notarse la gestión de los gobiernos de izquierda, la universalización del discurso feminista y la lluvia de millones sobre todo tipo de plataformas en defensa de la mujer. Por el contrario, cada vez estamos peor. Dirán que es que cada vez se denuncia más, pero eso no deja de ser una petición de principio y un comodín inagotable por más que los datos vayan a peor y a peor. En algún momento habrá que plantearse si no había menos violencia contra la mujer cuando predominaba el discurso y la cultura tradicional, o cuando alguna feminista tenía una piscina más pequeña y un BMW peor.
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Otro dato que sin duda no le gustará a la ministra Montero, pero que ahí está en el informe, es el de la proporción de delitos sexuales contra la mujer cometidos por inmigrantes. Los inmigrantes representan el 11% de la población, pero cometen el 35% de los delitos sexuales en España. Es decir, es 3,18 veces más probable que un inmigrante sea el responsable de un delito sexual que un ciudadano de origen español. Obviamente esto no es un argumento contra los inmigrantes, pero sí contra la falta de filtros a la hora de acoger a ciertos sujetos sin ningún tipo de control o más allá de nuestra capacidad de integración. Los inmigrantes no son ni buenos ni malos, hay que individualizar la inmigración.
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Vuelve sola y borracha, pero sin pasar por Madrid
Las palabras de Montero resultan llamativas incluso al margen de los datos por su intrínseca desrazón y la incoherencia con las propias campañas del Ministerio de Igualdad, la más celebrada de las cuales ha sido sin duda la de “Sola y borracha quiero llegar a casa”, lema escogido por el ministerio de Montero para celebrar el 8M del año pasado (Obviamente faltaba en el lema “contagiada” además de “sola” y “borracha”). Por si fuera poco no lo han borrado de su cuenta porque esta gente no reconoce nunca hacer nada mal ni tener nada que rectificar.
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Más allá de la insensata exaltación del abuso del alcohol, lo cierto es que la campaña proponía a las mujeres volver a sus casas borrachas y solas, sin adoptar ninguna precaución y sin admitir que el alcohol o los lugares solitarios pudieran ser un factor de vulnerabilidad para una chica empoderada frente a un posible agresor sexual. Es por ello que dentro de lo llamativo aún resulte más llamativo que la ministra diga ahora que lo peligroso para una mujer es estar en Madrid. Sola y borracha sí, pero sobria y acompañada por la Legión si es en Madrid. Sólo en Madrid.
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http://www.interior.gob.es/documents/10180/9814700/Informe+sobre+delitos+contra+la+libertad+e+indemnidad+sexual+en+España+2019.pdf/b97661da-5e09-41a0-8341-a667cb5238cd