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Que el conjunto de España y por supuesto Navarra tiene un problema grave con la natalidad no es una novedad. Lo que sí es una novedad es que los políticos autodenominados progresistas reparen en este problema. La buena noticia es por tanto que el vicepresidente de Derechos Sociales del Gobierno de Navarra, Miguel Laparra, haya asumido la existencia del problema y presentado el Plan de Familia e Infancia, un “plan integral que contempla el apoyo a todo tipo de familias para garantizar que se tengan los hijos e hijas deseados”.
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Las propuestas de mejora de este plan, explica el gobierno, apuntan a la necesidad de “un nuevo modelo de atención a la familia, la infancia y la adolescencia, basado en el reforzamiento de las políticas familiares, la defensa de los derechos de la infancia y la prevención-promoción como estrategias de intervención, todo ello con una visión universal y una actuación interdepartamental, basado en la intervención temprana 0-6 años y con la comunidad como espacio referencial de actuación”.
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Las líneas estratégicas de actuación del plan “estarían basadas en las políticas familiares, la promoción de los derechos de la infancia, la salud infanto-juvenil, la atención socio-sanitaria en la escuela y el riesgo psicosocial y parentalidad positiva, además de en la atención temprana, la equidad territorial y trabajo en red, la justicia juvenil, vulnerabilidad y exclusión social, intervención comunitaria, y protección a la infancia”.
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En el informe se destacan lo que se denominan “nuevas realidades”, como “la población de origen extranjero, la pobreza infantil, la conciliación de la vida laboral y familiar la desprotección sobrevenida por acumulación de indicadores de exclusión, el aumento de los modelos educativos familiares permisivos e incoherentes, la incapacidad parental para el control de la conducta o el aumento de la familia. Otras realidades nuevas señaladas son el aumento de familias monoparentales y reconstituidas, la necesidad de atención psicológica debido a rupturas matrimoniales, una maternidad temprana con competencias parentales insuficientes, el incremento de la demanda de recursos de salud mental infanto-juvenil, el aumento significativo de cesión voluntaria de la guarda o el policonsumo en edades tempranas”.
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Pese a que en el diagnóstico del problema podemos encontrar la presencia prometedora de frases como “el aumento de los modelos educativos familiares permisivos e incoherentes”, al mismo tiempo se observa la presencia de mucha fraseología hueca, paternalismo burocrático y voluntarismo buenista e intrascendente. Eso por no referirnos a todo lo que en el plan no se menciona empezando por algunas de las cosas más evidentes.
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Me preocupo por la natalidad pero te crujo por tener hijos
Para empezar, las familias con hijos que acaban de hacer su declaración de la renta podrían añadir unos cuantos párrafos al informe del vicepresidente en un lenguaje mucho más directo, sólido y concreto que el del resto del plan, como puede deducirse de los múltiples comentarios indignados que circulaban ayer por la redes sociales. Que tras crujir a las familias navarras con hijos el gobierno del cambio se presente con un plan de apoyo a la familia y la natalidad es como para preguntarse si el politburó del cuatripartito vive en el mundo real.
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Faltan niños pero abortamos a 100 mil cada año
El aborto es otro asunto que tampoco se entiende que no se mencione en un informe sobre la natalidad. Tras décadas de trivialización del aborto, el resultado es que de los 16.000 abortos de 1987 hemos pasado en la actualidad al rango anual de los 100.000. No tiene sentido hablar de la baja natalidad obviando las 100.000 vidas anuales eliminadas bajo la premisa de que sólo los niños deseados son seres humanos. Tampoco parece lógico preocuparse mucho por la natalidad y votar después en contra de iniciativas como la red MADRE o cualquiera enfocada a la protección de la maternidad. Demos alguna alternativa al aborto que no sea la eliminación del niño. No nos preguntemos qué podemos hacer para que nazcan más niños tras impedir que nazcan 100.000 niños.
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La familia tradicional bajo ataque permanente
Ayudar a las familias normales o tradicionales es una urgencia después de décadas de políticas volcadas en promocionar modelos supuestamente familiares con la característica distintiva de no ser aptos para la procreación. El estado lleva años y años desprecocupándose de la familia, cuando no machacándola, en la misma medida en que ha dedicado un esfuerzo extraordinario en normalizar un 1% de parejas caracterizadas por su improductividad de cara a la reproducción. Un poco de atención al otro 99% no vendría mal para impulsar la natalidad.
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No esperemos a que el mundo sea perfecto para tener hijos
Finalmente, aunque podríamos extendernos mucho más, tampoco parece atinado un enfoque consistente en algo así como hacer que el mundo sea perfecto para que la gente se anime a tener hijos, aunque sea bienvenida toda iniciativa que por lo menos evite algunos obstáculos. Primero porque el mundo nunca va ser perfecto, así que podemos esperar sentados a conseguir el mundo perfecto en espera de que la gente tenga hijos. Segundo porque a lo mejor son nuestros hijos y las próximas generaciones las que ayudan a hacer un mundo mejor, aunque como los hijos tienden a seguir el ejemplo de los padres eso no significa que tengamos hijos y nos desentendamos, sino todo lo contrario. En tercer lugar porque precisamente los países más ricos y más dotados de todo tipo de seguridades y sistemas asistenciales suelen ser los que menos hijos tienen. En cuarto lugar porque no se puede soplar y sorber a la vez. Vivimos en una sociedad en la que se nos impulsa a ser egoístas y hedonistas, cuando tener una familia significa en gran medida precisamente renunciar al egoísmo y al hedonismo por una causa mayor. No se puede tener hijos sin renunciar a nada y renunciar a tener hijos tampoco es una renuncia menor.
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Pese a la probable disparidad de diagnósticos, por lo menos constituiría un avance concienciarnos todos de que con las actuales tasas de fecundidad existe un problema. No un problema futuro sino un problema real ya. Y ya no hablamos de tener hijos para poder pagar las pensiones no sea que nos llamen egoístas, sino lisa y llanamente de la extinción o por lo menos de la despoblación.
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4 respuestas
«Nuevas realidades». Sí. Las que está provocando el gobierno de la barcos , machacando a las familias honradas trabajadoras y con hijos más de 1, 2 o 3…..
«Baja natalidad». Falsos, hipócritas.
Con este gobierno te compensa dejar de trabajar y a vivir del cuento con alguna ayuda de esas que dan , por lo menos podremos dedicar más tiempo a los hijos y además no pagaremos impuestos yupiiii.
No, no y no. Que no lo habéis entendido lo suficientemente bien en Navarra Confidencial.
«…para obtener los hijos e hijas deseados…», pero no por las familias, qué dices, por ELLOS, por el Estado, y en este caso el Estado Racial Vasco Monolingüe y Mononeuronal.
Ellos van a educarlos con acciones «tempranas» que abarque la totalidad de los temas. Sólo así conseguirán el ejército de hormiguitas obreras que necesitan estos zánganos del esfuerzo.
El esfuerzo por destruir la familia tradicional ha dado sus frutos en una sociedad incapaz de educar a sus vástagos, los entrega agradecidos son Leviatán Estatal. Son ofrendas humanas a la estupidez.
Y dicen que la esclavitud está abolida, vaya falacia.
… «con la comunidad como espacio referencial de actuación»: más claro agua. O sea, comunismo puro y duro. ¿Qué demonios tiene que decir «la comunidad» (¿qué es la comunidad?) en un asunto tan íntimo y personal? Que «la comunidad» deje en paz a la familia, que no la machaque y entonces la familia hará el bien a «la comunidad», como ha sido siempre.
Creo oh quehaih por ná. ¿ La familia tradicional bajo ataque permanente?. Lo bueno es que quien eduque es la tribu, tener hijos en colectivo etc etc según una diputada cupera. Seguro que se acaba con todos los problemas, natalidad baja , impuestos altos, aborto criminal sin cesar .
Y la referencia a os quejais por nada , es que me estaba entrenando para escribir según las propuestas de trabajo para nueva ortografía de algo que yo y millones de andaluces desconocíamos como ignorantes que somos y sin habernos doctorado, y que habrá que hacerle mucho caso a esa nueva ortografía del andalú , pues resulta que viene avalada entre otros por un Lizenziado en Filosofia , ehpezialidá d’Antropolohía Zoziá, por la Euskal Herriko Unibertsitatea,