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Que luego no digan que el liberalismo era esto. ¿En España pagamos menos impuestos que nuestros socios europeos? ¿Al menos las clases medias trabajadoras pagan menos? Un estudio comparativo elaborado por el Instituto Juan de Mariana, tras la espectacular subida de impuestos del PP, señala lo equivocados que estamos si aún lo creemos.
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No se engañe. No sólo el tipo máximo del IRPF nos coloca entre los países más impuesteros. Obviamente cualquier rico español paga tantos o más impuestos que cualquier rico europeo, pero es que cualquier españolito que cobre menos de 30.000 euros también está ya pagando tantos o más impuestos que un trabajador francés, inglés, alemán o italiano.
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A la hora de pagar impuestos, ya somos nórdicos. Nuestro impuesto sobre la renta ya es también equiparable, a veces superior, al de suecos, finlandeses y noruegos. Especialmente en algunas comunidades autónomas que, como Cataluña, todavía aplican tipos más altos.
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Efectivamente, usted se habrá dado cuenta de que no sólo no somos tan rubios ni tan altos, es que además tampoco somos tan ricos ni nos ofrecen los mismos servicios por tantos impuestos. Somos nórdicos sólo para lo malo. Tras comparar nuestros impuestos, la siguiente gráfica nos habla de lo distintos que son en cambio nuestros ingresos.
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A estas alturas apenas resulta preciso explicar que si la presión fiscal es similar, el esfuerzo fiscal es mucho mayor para los españoles. La diferencia entre presión fiscal y esfuerzo fiscal es sencilla. Si Bill Gates y usted tienen que pagar el 60% de sus ingresos, la presión fiscal que ambos soportan es la misma. El problema es que con los ingresos que le quedan Bill Gates puede comprarse un Ferrari cada día y usted tendría que dejar sin comer a uno de sus hijos cada día. Es decir, que el esfuerzo fiscal es mucho mayor en su caso que en el del bueno de Bill. Lo mismo sucede cuando a los españoles se nos ponen parecidos impuestos que a los suecos, los alemanes o los noruegos.
Del estado del bienestar al estado burbuja
La segunda parte del estudio del Instituto Juan de Mariana nos pone en contacto con otros dos datos claramente relacionados con todo lo anterior, como al final concluiremos. El primero de ellos nos muestra una burbuja de la que nadie habla, pero que lógicamente se infló de manera paralela a la burbuja económica. Nos referimos a la burbuja recaudatoria. El crecimiento de la recaudación fiscal en España resultó espectacular en los últimos años de boom económico sólo comparable, oh sorpresa, a la de Irlanda.
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El negativo de la gráfica anterior es esta otra gráfica, que señala el desplome de la recaudación tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, crediticia, consumista, estatalista… y recaudatoria.
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La última gráfica, como se pueden imaginar, corresponde a la burbuja de gasto público que acompañó a la burbuja económica y la burbuja recaudatoria.
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Conclusión
La conclusión del estudio del Instituto Juan de Mariana, que aquí les resumimos, es que la burbuja de gasto público sólo era sostenible de forma paralela a la existencia de una burbuja inmobiliaria y financiera. Una vez explosionadas esas burbujas, el mantenimiento de los niveles de gasto público es sencillamente insostenible. Es más, el nivel de gasto público que podamos mantener en el futuro sólo será el que nos permita nuestra maltrecha economía. Intentar subir los impuestos en vez de recortar cuanto haga falta los gastos es tratar se seguir viviendo en una ficción imposible. Lo que es peor: subir los impuestos no sólo es inútil sino que asfixia a la economía real y a los ciudadanos que ya pagamos impuestos disparatados. Aunque algún político español, al ser ya todos socialistas, puede que todavía piense lo contrario.
Informe completo del Instituto Juan de Mariana: http://www.juandemariana.org/pdf/120123espania-cola-paro-cabeza-impuestos.pdf
Un comentario
Ya en la campaña se vió que ni el PP ni el PSOE tenían bien diagnosticada la situación económica. Sabían, sí, que España, compartiendo los mismos o parecidos problemas económicos que otros países socios de la UE, tiene sin embargo una tasa de paro al menos dos veces más elevada que la media comunitaria. Debe pues existir algún problema específicamente español que explique esta grave divergencia. Y ni el PP ni el PSOE lo han explicado. El origen remoto del problema español se encuentra en la tradicional situación deficitaria del comercio exterior, muy agravada por la revaluación de la moneda que supuso «de facto» la negociación en 1985 para acceder a las Comunidades Europeas, una revaluación perniciosa que incomprensiblemente pasó y sigue pasando desapercibida al PP, al PSOE, CEOE, sindicatos y Círculo de Empresarios. Además de controlar el déficit público, De Guindos propone «reformas estructurales», entre las que menciona la laboral y la del sector financiero. Pero no dice nada de la gravísima situación del sector exterior. En el año 2007 el déficit comercial había alcanzado en España 100.000 millones de euros (9,5% del PIB; 274 millones diariamente). Las reformas que se propone llevar a cabo Mariano Rajoy podrán mejorar la situación de las finanzas públicas, pero es poco probable que provoquen un crecimiento económico suficiente para crear empleo si previamente no se corrige la desincentivación inversora de los empresarios españoles creada por razón de la citada revaluación de 1985. Dice Juan Velarde: «…hemos dejado a un lado toda tentación proteccionista. Pero hacerlo, sin ser competitivos, ¿no conduce en derechura a una crisis?» (Opinión, Libertad Digital, 16 dic. 2011)
Ver “ESPAÑA, una economía asfixiada” http://www.lebrelblanco.com/articulos-prensa/