En el complicado día de ayer, apurando hasta el final las negociaciones, se produjo una conversación telefónica (Argentina-España) entre Mariano Rajoy y Miguel Sanz. En esta conversación, en la que Sanz aseguró a Rajoy que no era su propósito la ruptura del pacto, llegó a ofrecer una alternativa en lo que hasta ahora es su primera iniciativa conocida dirigida a la salvación del pacto. Dicha iniciativa consistía en acordar con el PP que los dos diputados de UPN se ausentaran ayer de la votación de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. Ayer ya conocíamos esta propuesta, pero hoy sabemos que es de Miguel Sanz de quien partía. Mariano Rajoy, sin embargo, espetó al presidente Sanz que él no podía ordenar a los dos diputados que se ausentaran en la votación de unos Presupuestos (los Presupuestos del paro) contra los que él personalmente se había implicado de una forma tan activa durante el debate de ese mismo día. Miguel Sanz, en ese momento, se ofreció a ser él mismo quien transmitiera la orden a los dos diputados. Mariano Rajoy, a pesar de todo, consideró burda y poco seria la maniobra. En vez de ello, se acordó que la votación por libre de UPN no diera lugar a una ruptura formal, sino a una mucho más ambigua situación de suspenso.
Todas las puertas están abiertas.
Lo cierto es que, a partir de este momento, todas las puertas están abiertas, incluida la de que el PP se refunde en Navarra y presente sus propias listas. Esta posibilidad, que supondría la voladura electoral del centro derecha navarro, es todavía sin embargo una hipótesis evitable. Curiosamente, todas las partes afirman desear la continuidad del pacto, por lo que en teoría parecerían condenadas a entenderse, si quieren entenderse. Otra cosa es si el pacto actual deberá ser aclarado o reformulado, asunto que actualmente aparece en todas las quinielas. El PP, que desechó la idea de exigir a Carlos Salvador su acta de diputado en represalia por la declaración de Sanz de exigir a Cervera la suya, pide a ahora UPN reciprocidad en los gestos. Espera por tanto una declaración inequívoca de UPN respecto a su voluntad de mantener el pacto y una política de distensión en las posibles medidas disciplinarias a Del Burgo y Cervera. Tras los empecinamientos inexplicables y los evidentes desgastes personales, o ante la presión de algunos medios nacionales, parece que ahora o nunca es el momento de poner manos a la obra para conservar una unidad que nadie en el PP o UPN reconoce que quiera romper. En dicha labor, parece que han mostrado mucha más habilidad las número dos que los números uno.