Las galas de los Goya nunca decepcionan. Es una de las ventajas de que nadie espere nada de ellas. Por ejemplo, nadie esperaba alguna intervención crítica contra el gobierno por su gestión de la pandemia. Han muerto cerca de 100.000 personas pero el mundo del cine está por encima de ello. Por debajo del gobierno, por encima de ello. Tienen décadas de experiencia ignorando a ETA como para que se pueda esperar ahora algo de ellos. La comidilla de la gala, de hecho, al final han sido los comentarios soeces que se colaron en la retransmisión sobre las hechuras de las actrices de progreso que paseaban por la alfombra roja su palmito; embutido en vestidos de Dior, por supuesto.
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‼️Polémica por audios machistas que se han colado en el directo de rtve de los Goya en facebook:
-"Esta está buena. Había una, entera llena de tatuajes… un putón, esa cobra. Puta, puta, puta".
-"Esa pa mí".https://t.co/EqNRLwPZK9https://t.co/tlE0KXiey0
— EM-electomania.es (@electo_mania) March 6, 2021
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Hablando de ETA, un sucedido de la entrega de los premios Feroz hace unos días (esta gente del cine se pasa la vida autopremiándose) también ha venido a eclipsar la anodina gala de los Goya. Se trata del monólogo pronunciado en esa gala por la baracaldesa Esti Quesada, alias “soy una pringada”, youtuber, influencer, escritora, disc-jockey, monologuista y a ratos actriz. Se trata de uno de esos personajes del sistema dedicados sin embargo a encarnar el papel de antisistema, para cubrir todos los huecos desde dentro del sistema. Prueba de ello es lo bien que le va. El caso es que la peculiar y multifacética monologuista vasca introdujo al fin en el mundo de las galas del cine (al hilo de la serie “Patria”) el tema de la ETA, pero para banalizar el terror y el sufrimiento causado por ETA. Tal vez tampoco lo pretendiera y es sólo que no tiene gracia.
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Menudo nivel 🤦♂️
Tú sí eres un atentado contra el humor y también contra el respeto hacia tantas víctimas del País Vasco y del resto de España.
Ni puñetera gracia. pic.twitter.com/26u9sv3i5S
— Toni Cantó (@Tonicanto1) March 5, 2021
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Como suele suceder en estas ocasiones, la hemeroteca casi nunca defrauda. El 10 de marzo del año pasado, la notable youtuber de los chistes de ETA publicaba un vídeo titulado: “Coronavirus, todo el mundo es idiota”. La influencer negaba la gravedad de la pandemia con el rigor, la gracia y la sensibilidad que después ha confirmado, encadenado afirmaciones del tipo “es como la puta gripe”, “te vas a morir si eres un viejo de 108 años que, también te digo, ya es hora. Deja de llamar la atención y muérete de una puta vez, o si eres una persona enfermita de otras cosas”, o “esa es mi teoría, que seguramente sea cierta porque soy lista”.
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El caso de Esti Quesada es la prueba de que se puede cometer sin consecuencias cualquier error, o decir cualquier barbaridad, siempre que se diga dentro de la ortodoxia del sistema. Las formas parecen heterodoxas, pero el fondo es perfectamente ortodoxo. Las bromitas sobre las bombas de ETA son ortodoxas en un momento en que se pacta con los que estaban en la organización que ponía esas bombas. El negacionismo era la ortodoxia antes del estado de alarma. Como nunca hubiera llegado una pringada a participar en una gala del cine o meterse en el mundillo de los medios es haciendo chistes sobre las víctimas del franquismo o burlándose de la ideología de género. Eso sí, el vídeo sobre el coronavirus lo ha borrado. Por lo demás, malamente se le van a pedir responsabilidades a una youtuber cuando aquí nadie responde de nada. Si comenzáramos a pedir responsabilidades, ¿hasta dónde llegaríamos al final? Que nadie por abajo haya tenido que responder por sus errores con el coronavirus es lo más lógico a poco que lo pensemos. La forma más eficaz de proteger a los responsables de arriba es que no tenga que empezar a responder nadie por abajo por lo que dijo. Parece que el mero hecho de pasar una pandemia, por sí mismo y transcurrido un año, a fin de cuentas ni nos hace mejores, ni nos hace más listos.
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