Todo el sector del ladrillo en Navarra, actualmente, está librando una durísima batalla en los despachos de los bancos y cajas para renovar sus créditos y renegociar las condiciones de su deuda. Las caras que se encuentran los empresarios al otro de la mesa, sin embargo, son descritas por algunos como “de funeral”. Hasta hace pocos meses, eran los bancos quienes abrumaban con sus ofertas de crédito a los constructores y promotores. En este momento, por el contrario, los promotores y constructores renegocian su deuda en condiciones leoninas. Pedir un crédito es misión casi imposible, incluso para los más solventes. No sólo pedirlo, también otorgarlo: la liquidez del sistema está en un cuello de botella. Antes concedía un crédito casi cualquiera, ahora casi cualquier operación significativa de crédito sólo es autorizada por las máximas instancias del banco o caja. Se ha despojado de autoridad a los mandos intermedios a la hora de ofrecer liquidez a los clientes. Este no es el cuadro de una situación futura ni lejana. Hablamos de hoy y hablamos de Navarra. Y hablamos de una situación que sigue deteriorándose.