SKOLAE y los juegos eróticos infantiles

Pues no. El programa SKOLAE no dice que se vayan a organizar orgías obligatorias con niños de 6 años en las clases. Seguramente eso sería demasiado hasta para el cuatripartito, o al menos para parte del cuatripartito. Lo que dice SKOLAE es que hay que enseñar a los niños a no tener sentimientos de culpa por la sexualidad infantil y los juegos eróticos infantiles. Que podemos discutir también la idoneidad de esto, pero no es la otra abominación. En todo caso lo que dice exactamente SKOLAE se lo reproducimos a continuación, para que juzguen ustedes mismos.

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A decir verdad, la idea de que SKOLAE fomenta las orgías infantiles en clase casi le viene bien al cuatripartito, por una doble razón. En primer lugar porque, al no ser realmente algo que diga tal cual SKOLAE, le puede servir para desactivar la oposición a SKOLAE diciendo que quienes lo critican se inventan cosas que son mentira. Y en segundo lugar, las burradas que sí contiene realmente SKOLAE pueden parecer hasta pasables, por comparación, después de tranquilizar a la población aclarando que no habrá orgías infantiles obligatorias en clase.

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La defensa de la libertad educativa es una lucha global

Defendiendo SKOLAE, el Gobierno de Navarra ha sostenido que se trata de un programa elaborado por profesionales que son “referentes en todo el Estado y fuera de las frontera de España», y “reconocido dentro y fuera de las fronteras españolas”, que además María Solana se va a encargar de ir a explicar el programa  “al primer congreso internacional de coeducación que se celebra este próximo fin de semana en Madrid». Por supuesto lo dicho por la portavoz del Gobierno de Navarra no significa nada. Claro que hay “expertos” nacionales e internacionales que recomendarían SKOLAE, ya sabemos que la ideología de género no es algo original inventado Geroa Bai o Podemos, pero también hay expertos internacionales que se sentirían espantados por SKOLAE. Decir que el debate es global en vez de local no resuelve el debate ni justifica la imposición. Ya sabemos que es un debate global y ya sabemos que los intentos de imposición también son globales, y ya sabemos que nuestra defensa de la libertad también es global y en muchas otras partes hay muchas otras personas defendiendo la libertad.

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La Educación pasa de los padres a los gobiernos en las dictaduras

Volviendo al gravísimo terreno de lo que SKOLAE sí dice, sí representa y sí pretende, nos encontramos en primer lugar con que este programa es la puesta en práctica del principio de que el gobierno tiene prioridad sobre los padres en la educación. A nadie se le escapa que un padre puede ser un maltratador, un pederasta o un antropófago. En tal caso lógicamente el estado le tendrá que retirar la patria potestad y poner a sus hijos a salvo. Pero eso nunca puede ser la regla y justificar que el gobierno esté por encima de los padres, sino la excepción. Los políticos no aman a los niños más que sus padres. Los políticos no cambian pañales. Los políticos no se tiran al mar antes que su padre cuando un niño se está ahogando. Y cuando un niño se cae, tiene miedo o quiere que le vean hacer el pino, llama la atención de su madre y no la de Uxue Barcos, Laura Pérez o Marisa de Simón. Puede que Laura Pérez quiera el bien para un niño, pero no más que sus padres. Jamás la libertad educativa ha dado lugar a sociedades de antropófagos y maltratadores. Por el contrario, la falta de libertad educativa ha caracterizado a todas las sociedades totalitarias. Y en las sociedades totalitarias, además, también hay psicópatas y maltratadores de niños.

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Ideología de género como religión obligatoria

Además de poner al gobierno por encima de los padres en la educación de los niños, merece la pena detenerse también en los contenidos concretos en los que SKOLAE pretende adoctrinar a los alumnos. SKOLAE no va a poner a los niños a hacer orgías en clase, pero les va a enseñar en clase que si hacen orgías no es anormal. Que lo anormal es el amor romántico que es un invento burgués y del heteropatriarcado. Que se puede fluir de un género a otro. Que como contrapunto a la mentira del amor romántico y el heteropatriarcado están las relaciones abiertas, la homosexualidad y la transexualidad. Que si Pepito se siente chico es un prejuicio cultural porque la sexualidad no es biología sino cultura. Que sentirse hombre y tener pene es una mera casualidad. Que hay mujeres con pene, aunque por alguna extraña razón entonces hay que cortárselo. Que si un hombre pega a una mujer es por estar casado con ella en un matrimonio cerrado en vez de estar liado con cuatro. Que no existen guapos ni feos porque un canon de belleza es una forma de violencia. Que la biología es un mito. Que todo es cultura. Que un cocodrilo aprenderá a volar si lo tratas como un pájaro y un pájaro nadará como un pez si lo acostumbras a vivir bajo el agua. Si dudas de todo esto eres un retrógrado y un fascista.

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Un debate de adultos impuesto a los menores hasta con las conclusiones

Si las orgías están bien o no, si en pareja hay que ser fiel o no, si hay que compartir a los novios y las novias, si la lluvia dorada es refrescante o no, en todo esto se puede estar de acuerdo o no, pero no es algo a lo que tengan que dedicar el tiempo los niños de 6 años en vez de a jugar a la pelota. Mucho menos se les puede imponer a los niños desde el gobierno, además de un debate para adultos, una conclusión unilateral sobre todas esas reflexiones para adultos en las que los adultos encima  no estamos de acuerdo.

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Experimentad primero con vuestros hijos

Que María Solana, Koldo Martínez, Marisa de Simón y Laura Pérez empiecen educando ellos a sus hijos en todas estas ideas y, cuando sean mayores, si vemos que sus hijos son notablemente más felices que el resto, sus relaciones son envidiables y prosperan bastante más en la vida que los demás, entonces ya pensaremos si les imitamos o no, pero que no nos obliguen a someter a nuestros hijos a experimentos que como mucho deberían limitar a aplicar a sus propios hijos. Y desde luego que no impongan experimentos a los hijos de los demás si ellos no quieren que los demás, llegados al poder, les impongan otros experimentos a sus hijos.

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