Para combatir SKOLAE no se puede confiar en la Justicia. Es decir, está muy bien recurrir a la Justicia, desde luego es un derecho que tienen las familias para evitar ser atropelladas, pero no se puede confiar todo a la Justicia. O sea, las leyes las hacen los partidos, los partidos nombran a los magistrados de los tribunales superiores y al final es muy difícil en este sistema frenar por la vía judicial un ataque a la libertad que llega por la vía gubernamental. Esto no quiere decir en absoluto que el varapalo que la Justicia le ha propinado a SKOLAE no sea relevante. Todo lo contrario, precisamente por todo lo dicho hay que concederle un valor excepcional a lo sucedido. A lo que nos referimos es a que, a largo plazo, a la ideología de género sólo se le puede parar mediante la confrontación ideológica y la formación de una mayoría social consciente de los disparates que propugna esta ideología.
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Ayer mismo los medios publicaban los resultados de un estudio que concluía que las personas del grupo sanguíneo cero son menos propensas a enfermar gravemente con el COVID19. Pues bien, pensar que el género se elige es un poco como pensar que se elige el grupo sanguíneo, que es todo una cosa subjetiva, que existe un grupo sanguíneo “sentido”, y que si tas leer esta noticia alguien se siente del grupo sanguíneo cero tendrá más posibilidades de no ponerse enfermo por culpa del coronavirus.
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Los impulsores de SKLAE y su flotilla mediática han valorado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra señalando que el proyecto ha descarrilado sólo por un problema de forma, pero que por supuesto se hará lo necesario para seguir adelante. Efectivamente, el TSJN ha anulado la resolución dictada por el director general de Educación que aprobó la implantación de SKOLAE al considerar que al hacerlo se prescindió “total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido”, por lo que queda en evidencia es que el Gobierno de Navarra, como ha valorado CONCAPA, evitó todos los mecanismos de transparencia y control parlamentarios y los foros de participación de la comunidad educativa al imponer el programa SKOLAE a través de resoluciones del Director General de Educación, en lugar de hacerlo mediante una ley o reglamento.
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No obstante, que el TSJN haya anulado la implantación de SKOLAE por haberse saltado el gobierno el procedimiento no significa que el TSJN de por buenos los contenidos de SKOLAE. Puesto que SKOLAE era ya nulo de entrada por un defecto formal, el TSJN no ha entrado a valorar los contenidos. Es decir, no es cierto que el TSJN haya avalado esos contenidos, simplemente no ha entrado en ellos. Si no hubiera existido un defecto en el procedimiento, el TSJN tal vez hubiera avalado los contenidos o tal vez no. O tal vez en parte. No estamos en ese escenario porque el camino de SKOLAE se ha truncado, al menos de momento, mucho antes de llegar a ese punto.
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De la sentencia del TSJN, sin embargo, si se desprende una clara torpeza por parte de los impulsores de SKOLAE, o sea por parte de las cabezas pensantes de todo el cuatripartito. Alguien podría pensar que no saben ni hacer bien el mal. Teniendo el poder y pudiendo hacer las cosas dentro de la ley, no han sabido hacerlas sin incurrir en todo tipo de irregularidades, lo que ha conducido a que muchas de sus decisiones se hayan anulado o incluso sancionado. Y es que la Justicia no sólo ha descarrilado SKOLAE, sino la normativa del euskera en la administración foral, las OPE en Educación, las convocatorias de múltiples plazas para ocupar puestos públicos, o la colocación de ikurriñas y el intento de evasión de la Ley de Símbolos. María Solana se preocupó mucho más por el aplauso mediático y por conseguir un premio internacional financiado por la dictadura china que por asegurarse que SKOLAE cumplía todos los requisitos legales para que no lo tumbaran los tribunales. No sobrevaloramos sus malas intenciones, pero puede que sí si habilidad.
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Al margen de sus problemas formales, por otro lado importantes, incluso habiendo respetado escrupulosamente todos los procedimientos SKOLAE sería un producto totalmente rechazable por al menos dos graves cuestiones de fondo. Primero que sólo representa unas determinadas creencias, totalmente discutibles, por no decir disparatadas, nocivas en opinión de muchísimas familias, que valen lo que valen sólo por el poder mediático y económico que las respaldan. Segundo porque no se trata de unas creencias que simplemente se proponen, sino que se imponen de manera obligatoria a las familias, atentando contra la libertad educativa, sin dejar que la gente decida. Con algunos gobiernos los territorios tienen derecho a decidir, pero las personas no. No es bueno que los padres puedan decidir, porque puede que decidieran algo distinto de lo que decidiría el gobierno. Lo anterior es casi la definición de dictadura. Si no crees que la gente pueda decidir no eres demócrata. Aunque tú te sientas pez o demócrata, la realidad se impone en cuanto te enfrentas al respeto a la libertad de los demás o al agua del mar.
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