El año 2017 terminaba con la noticia de que dos personas iban a tener que declarar ante el juez por la colocación de una cámara oculta en la cripta de los Caídos. Desde ese momento todos los detalles que se han conocido han aumentado sustancialmente la gravedad de la situación. Nos hallamos ante un complejo dispositivo de espionaje situado no en la parte bajo responsabilidad de la Hermandad de Caballeros de la Cruz, sino en la parte bajo la responsabilidad del Ayuntamiento. Hablamos, además, de un sistema de grabaciones que en ese lado del edificio era tan ostensible como aparatoso, pese al tiempo durante el que estuvo instalado. Es más, estaba conectado directamente al cuadro eléctrico de la sala de exposiciones de Los Caídos.
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Llama por tanto la atención el manto de silencio que está cubriendo este escándalo. Tampoco es que se pida mucho, al menos de momento, tan sólo que los responsables del Ayuntamiento den explicaciones al respecto. ¿Se imaginan que las víctimas de este espionaje desde instalaciones municipales se hubiera llevado a cabo sobre cualquier otro colectivo? El punto, sin embargo, es que lo importante es el principio general de legalidad, no el colectivo concreto cuyos derechos han sido atropellados. No puede ser que la situación sea menos grave si el espionaje se produce en el despacho de Enrique Maya o en el coche oficial de Asirón porque el derecho que ampara a Maya, a Asirón o a las personas espiadas en los Caídos es el mismo. Se trata de una cuestión de principios. O el espionaje es un escándalo en todos los casos, o ninguno estamos a salvo.
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En este sentido, ante el silencio político y mediático que está envolviendo este caso, cabe pensar en el triunfo de esa extraña doble moral en virtud de la cual el mal, cuando lo hacen unos, no es mal; o el mal, cuando se le hace a cierta gente, está bien. Los espiados son unos apestados y se pueden pisotear sus derechos con escasa repercusión.
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Al margen del silencio político-mediático la investigación sigue su curso por vía judicial. Faltaría más. Podría pensarse, sin embargo, que no puede ser que habiendo jueces nos pudiéramos ahorrar el sueldo de los periodistas y la oposición. Es evidente que cada uno tiene su parcela y de momento parece que la judicial es la única en la que un jugoso caso de espionaje como éste tiene repercusión. El hecho de que haya personas a las que se pueda espiar desde instalaciones oficiales, sin repercusión política ni mediática, debería justificar por el contrario un estado de alarma social. Al menos hasta que no se hiciera pública una lista oficial en la que se especifique quién pude ser espiado sin que sea un escándalo y quién sí. Hasta ese momento todos debemos encontrarnos en estado de alarma social. Incluso después de que se publicara esa hipotética lista, e incluso después de verificar que uno no está entre los que pueden ser espiados sin repercusión política y mediática, lo justo y honorable sería seguir en estado de alarma social.
3 respuestas
Imposible. Aquí sólo hace las cosas ilegales UPN. Y vale ya!
¡¡No me jodáis Navarra Confidencial!! ¡¡No me jodáis!!
A ver, que ayer ganó Osasuna y esta noche canta la chica esta de Mendillorri. ¿Qué carajo hacéis vosotros hablando ahora de libertad?
El jueves 26 de Noviembre de 2015, a las 20.00 se celebró una manifestación contra una vergonzosa y ofensiva exposición que acababa de inaugurarse en los Caídos.
El jueves 26 de Noviembre de 2015, a las 22.00 el DirCom del kanviatzo desde Huarte mintió (juez dixit) y llevó a su portada que en esa manifestación se había gritado «Asirón Ejecución».
El jueves 26 de Noviembre de 2015, desde las 22.30, los palmeros del kanviatzo afirmaban haber oído también esos gritos, nítidamente en cientos de miles de vídeos y audios que corrían por las redes. .
El viernes 27 de Noviembre de 2015, a las 9 de la mañana, TODOS, repito TODOS (UPN también, ¡eh!), los grupos del Ayuntamiento firmaron una condena por unos gritos que NADIE, repito NADIE, dio. Y una moción de apoyo al #objetordelatiza que tenemos como alcalde.
El otro #objetordelatiza que hace de palmero juró que estaba todo grabado.
¡Ni 10 horas tardaron en bajarse los pantalones sin siquiera pedir esas grabaciones!. ¡¡Ni 10 horas!!
¿¿Y ahora?? ¿¿¿Y ahora???
– Unos que deberían estar #pesandocamiones -ynadamás- publican un tweet hablando de la cantante de Mendillorri. Dos #objetoresdelatiza que hacen de concejales se ofenden y piden borrarlo. Y van los de la báscula, y lo borran. ¿Eso no es una policía política? Pues se parece mucho.
– Unos tipos montan un sistema de espionaje desde unas dependencias municipales, contra pacíficos ciudadanos que lo único que hacen es celebrar una Misa. ¿Eso no es un estado policial falto de libertad? Pues se parece mucho.
Si es que, aquella mañana en la raja muralla murió la poca libertad que aquí quedaba.
Al final, vamos a empezar a pensar, que les gusta lo de estar en la oposición. Cómodo debe ser, si.
Esto de las escuchas es HUMILLANTE. Y todos quietos. Viva el silencio.
Hemos girado hacia el despotismo de los poderes ejecutivos, como avisó Tocqueville hacia 1848 (fíjense si no era «listorro» el chico). Es el nuevo ABSOLUTISMO.
Es el despotismo de los que mandan, que omiten a la gente, que prescinden de la representatividad de lo que hacen, que quieren sobrepasar las instituciones, que obran utilizando presiones, trucos y hasta chantajes muy sutiles. Y todos AMEN.
Aúpa pues aunque nos HUMILLEN. Que quede constancia de todo para que luego no digan que no fué eso.