Varios grupos de abertzales insultaron y recriminaron la acción de la Guardia Civil y de la Policía Municipal de Egüés cuando perseguían a un pederasta que se había exhibido ante un grupo de niños en Sarriguren durante las fiestas de la localidad. Los hechos ocurrieron el sábado por la tarde y los agentes de ambos cuerpo policiales pudieron finalmente detener a un hombre de 50 años que había tratado de masturbarse delante de tres niños y niñas en la zona de las barracas.
Cabe pensar que los aberchalados que estorbaron la acción policial no conocían la naturaleza del delito cometido ni el perfil del detenido, pero su estupidez no les libera de responsabilidad. Para ellos todo policía es un enemigo y todo detenido es un aliado. O sea que hubo suerte en que no se frustrara la detención.
La moraleja es que a todo pederasta o pervertido que pulule por ahí le interesa venirse a Navarra o la CAV o practicar sus abusos o sus exhibiciones impúdicas ante los niños. Si es en el entorno de una fiesta, un concierto o unas txoznas aberchales mucho mejor. En caso de ser localizado por la policia, el pederasta puede contar con que los aberchales estorbaran en lo posible la acción de los agentes, lo protegerán cuanto puedan y evitarán si está en su mano su detención. Podríamos aconsejar incluso al pederasta que, si ve vacilar a la manada aberchale, grite alguna consigna como gora ETA o policía faxista, para redoblar el apoyo o romper la indecisión.
La pregunta es a quién llamas en un entorno abertzale cuando tienes un accidente de tráfico, te atracan, violan a tu hija o te okupan el caserío. ¿Al concejal de Bildu? ¿A los Indar Gorri? ¿A los Joaldunak? ¿O a la Guardia Civil?
El problema de fondo es que la izquierda abertzale considera legítima la violencia contra quien no piensa como ella. La fobia de la izquierda abertzale contra la policía, por tanto, viene de que la policía persiga la violencia que la izquierda abertzale practica contra sus rivales. Si la izquierda abertzale no hubiera practicado la violencia contra sus rivales, y la policía no hubiera tenido que perseguir esa violencia, la izquierda abertzale no tendría ningún problema con la policía. Consiguientemente, la violencia de la izquierda abertzale no sólo ha servido para matar, herir, expulsar y amargar la vida a mucha gente que no pensaba como ella, también para generar situaciones de anormalidad como la vivida en Sarriguren. El sueño de la razón produce monstruos… monstruos aberchales en este caso.
Un comentario
Lo mismo hubiese pasado en Cádiz o en Lugo. Policía corriendo detrás de una persona y otros, ajenos al delito cometido, insultando a la policía.