La explicación a la crisis actual estriba en el convencimiento personal de Miguel Sanz de que conseguir la mayoría absoluta con la coalición PP-UPN es imposible, y citamos literalmente lo explicado ayer mismo por el presidente en Onda Cero:
“Nunca conseguiremos, nunca, mayoría absoluta, porque la presencia del nacionalismo impide el tener esa mayoría absoluta. Porque ya tienes un 30% de los votos destinado al nacionalismo, con lo cual te queda un 70%. Y tu tienes que tener para sacar mayoría absoluta el 70% de ese 70% que queda libre para repartir los votos. Por tanto o nos entendemos UPN y el partido socialista o no es posible sacar adelante nada en Navarra”.
Como pueden ustedes comprobar, se trata palabra por palabra de la estrategia planteada por Sanz en septiembre del 2007. El video en el que Sanz explicaba en una pizarra esta estrategia fue recordado por Navarra Confidencial justo al inicio de esta crisis, en un análisis que titulamos "los hilos del conflicto PP-UPN". Ahora se prueba que la estrategia allí planteada estaba en el centro mismo de la estrategia del presidente de UPN, por lo que recomendamos su visionado a todo aquel que todavía no lo haya visto. Todo lo demás es táctica.
La premisa de la ruptura es que UPN y PSN formarán una mayoría absoluta automática y duradera, que evitaría el pacto del PSN y los nacionalistas a largo plazo. Los números, sin embargo, no avalan forzosamente esta tesis que, por otra parte, sabemos que no esta sustentada en ningún sondeo previo. Cuando se dinamite el pacto con el PP, nadie sabe cuál será el tamaño de los trozos.
El cordón sanitario al PP.
No obstante, sólo con que el electorado se dividiera en dos mitades iguales, y aunque a UPN se le sumaran los 2 diputados de CDN, la suma UPN y PSN aún se quedaría a 1 escaño de la mayoría absoluta. En caso de que el CDN no aceptara reintegrarse a UPN, o en caso de que UPN perdiera más de la mitad de su electorado, al PSN sencillamente le resultaría imposible formar gobierno con UPN. Fácilmente habría que formar un tetrapartito que incluyera a Izquierda Unida. Que el PSN vaya a aportar a UPN más votos que el PP es puro voluntarismo. En cualquier caso, el PSN siempre tiene la opción de pactar con Nabai, lo que le convierte automáticamente, según el esquema de Sanz, en el jugador más fuerte del tablero. Naturalmente todo esto es puro posibilismo, pero este es el aspecto con el que Miguel Sanz podría dejar la "tarta electoral" tras la ruptura del pacto.
Al no haber dado la batalla de las ideas, ahora estamos abocados a la batalla de los números.
La teoría del 70% es tan aplicable al PSN como al PP o al mismo UPN. Dividiendo el 70% en 3 bloques, estos formarán conjuntos alrededor del 23% de los votos. Muy justo para una mayoría absoluta en cualquier caso. Los trasvases de votos, además, se producirían del PSN a UPN (y viceversa), y de UPN al PP (y viceversa). Es decir, que lo que sumara UPN yendo hacia la izquierda sería lo que perdiera el PSN, con lo que la suma total se mantendría constante, pudiendo incluso perder votos a favor del PP al hacerlo. Otro tanto podría predicarse del movimiento inverso. La teoría del cordón sanitario al PP, por tanto, tampoco asegura que UPN y PSN sumarían el famoso 70% del 70%. Todo ello a condición, además, de que no se produjera un aumento del voto nacionalista o habría que empezar a hablar del 83% del 60%. A nivel de ayuntamientos, los movimientos en unas elecciones futuras aún serían más complicados e imprevisibles. Todo esto nos lleva además a reducir la política a aritmética. Se ve que Miguel Sanz pretende hacer política sólo con una calculadora en vez de con un programa, unos valores y un discurso. Tal vez eso, precisamente, explica por qué tiene ahora los problemas que tiene con la calculadora.