Ayer se produjo un pequeño error en Mátrix, en virtud del cual Santos Cerdán declaró una cosa en Radio Euskadi y Pedro Sánchez otra distinta, o así podría interpretarse, en un evento organizado por The Economist.
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Mientras Santos Cerdán aseugraba que “lo de las elecciones generales no es una hipótesis real”, que “de momento el super domingo no está sobre la mesa’ y que la legislatura aguantará “a base de decretos”, Pedro Sánchez hablaba sobre la dificultad para sacar adelante unos presupuestos y señalaba que «Si no logramos esos presupuestos, mi vocación de acabar la legislatura se acorta».
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Obviamente no hay una incompatibilidad radical entre ambas manifestaciones y lo dicho por Pedro Sánchez puede ser, por ejemplo, una herramienta de presión sobre los separatistas precisamente para aprobar los Presupuestos. Eso o que Pedro Sánchez ya está en otro escenario al de Santos Cerdán.
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En este sentido, las encuestas (si creemos en ellas) le abren la puerta a Pedro Sánchez a explorar un nuevo camino, que sería un acuerdo con Ciudadanos. Por un lado ese camino podría ser una posibilidad aritméticamente viable (GAD3 en La Vanguardia otorgaba hace unos días 109 escaños al PSOE y 75 a Ciudadanos), y por otro semejante escenario es un poderoso estímulo a los separatistas para seguir manteniendo a Sánchez.
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Si por propia voluntad o por la contumacia de los separatistas el PSOE apostara por esa aproximación a Ciudadanos, la consecuencia podría ser también un drástico cambio de escenario para Navarra.
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A todo esto Sánchez podría considerar aún otra razón más para adelantar elecciones aparte las encuestas que le auguran una aritmética más favorable que la actual, y es que están apareciendo algunos nubarrones en el horizonte económico. Sería catastrófico para el PSOE tener que citarse con las urnas en un nuevo escenario de crisis.
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Naturalmente todo esto son elucubraciones y escenarios posibles en una realidad política que va dependiendo según el día de la momia de un dictador muerto hace 40 años o de un escupitajo. No es ya que el terreno de juego sea fluido sino caótico y esperpéntico.
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