En una rara (para estos tiempos) y atinada conjunción, VOX, PP y Ciudadanos han decidido en Madrid quitar los nombres de las calles dedicadas Indalecio Prieto y Largo Caballero. Si sobran los antidemócratas del callejero, sobran también los de izquierdas. Lejos de aplaudir democráticamente esta decisión, el PSOE ha montado en cólera ante este desplante a sus líderes históricos, incluyenod las reacciones un artículo del inefable Santos Cerdán (no olvidemos que ahora es el presidente de la Fundación Pablo Iglesias) titulado: “Dignidad y memoria para el callejero de Madrid”.
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En el citado artículo, Cerdán sostiene que “Mientras miles de españoles permanecen aún en las cunetas, en fosas comunes sin identificar por sus familias, las derechas de este país se lanzan sin pudor a la incitación al odio y a una manipulación de nuestra historia que supone un revisionismo impropio de una democracia moderna”. Irónicamente, de esto mismo de lo que acusa Cerdán a “las derechas” se le podría acusar a él mismo y a su partido, salvo que la izquierda pretenda implantar una memoria selectiva en la que sólo se recuerdan los crímenes ajenos y se prohíbe la mención a los propios. Por otro lado la alusión a los miles de españoles en las cunetas se la puede echar sobre la espalda el propio Cerdán, que algo tendrá que decir del hecho de que esto sea así tras 20 años de haber estos el PSOE en distintas épocas en el poder. También por cierto la izquierda llenó de cadáveres las cunetas de España pero no nos desviemos de la cuestión principal, que es la figura histórica de Largo Caballero e Indalecio Prieto.
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Cerdán denuncia en su artículo que los partidos de la derecha “Se rasgan las vestiduras si se retira a un dictador de una tumba de Estado, pero calumnian e insultan a quienes fueron elegidos democráticamente bajo un orden constitucional como fue la II República Española”. También añade que “Largo Caballero e Indalecio Prieto fueron demócratas y antifascistas que defendieron, con la palabra y con las ideas, la legalidad democrática vigente”.
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Ante las afirmaciones de Cerdán, la pregunta es si o miente de manera totalmente cínica y desvergonzada o ignora por completo lo que decían y predicaban Indalecio Prieto y Largo Caballero. Unas palabras que, para más INRI, si quiere conocerlas no tiene más que acudir a los archivos de su propia Fundación y leer las publicaciones de El Socialista y Renovación, diarios respectivamente del PSOE y sus juventudes. O sea, que para demostrar que Largo Caballero o Indalecio Prieto no eran demócratas no es preciso recurrir a lo que la derecha pueda decir de ellos, sino a la propia prensa socialista de la época.
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Como prueba y ejemplo de todo lo anterior, tenemos por ejemplos los discursos de Largo Caballero llamando a la implantación de la dictadura del proletariado. Literalmente: “Tenemos que recorrer un período de transición hasta el Socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado”. La dictadura del proletariado era el régimen instaurado por Stalin en aquellas fechas en la URSS. Esto lo decía además Largo Caballero ya en 1933, como se puede comprobar observando la fecha de los periódicos, mucho antes de Franco y del Alzamiento del 36. Es decir, no se puede hablar de una reacción de Largo Caballero ante el Alzamiento sino que cronológicamente más bien se podría interpretar lo contrario.
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Frente a la proliferación de banderas tricolores republicanas y las alabanzas al régimen de la Segunda República, la hemeroteca socialista, insistamos que no cualquier hemeroteca sino la del partido socialista, demuestra que Largo Caballero renegaba de esa república que calificaba de “burguesa”, decía que había que derogarla y que había que cambiar las banderas tricolores de la república por las banderas rojas del socialismo. Esto ya en 1933, insistamos de nuevo en ello, sin la excusa de Franco.
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“¿Llegar al socialismo dentro de la democracia burguesa? ¡Eso es imposible!”, a lo que Largo Caballero añadía: “el socialismo tendrá que acudir a la violencia máxima para desplazar al capitalismo”, o “yo no sé cómo hay quien tiene tanto horror a la dictadura del proletariado, a la violencia obrera”. También se pregunta Largo Caballero “¿En qué se diferencia el Partido Socialista del partido comunista?”, a lo que se responde él mismo: “Doctrinalmente, en nada. Nosotros profesamos el marxismo en toda su pureza”.
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Podemos recordar también el maravilloso decálogo de las Juventudes Socialistas, cuyo punto octavo decía por ejemplo: “ La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro en que el socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente”. El diario de las Juventudes Socialistas llamaba abiertamente a la insurrección armada y a la dictadura del proletariado desde el año 1933. Largo Caballero, Indalecio Prieto y el PSOE eran demócratas y republicanos mientras ellos gobernaran la república. En cuanto perdieron las elecciones de 1933 se pasaron a la insurrección armada, la dictadura del proletariado y el golpe de estado.
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En cuanto a Indalecio Prieto, se le puede aplicar todo lo anteriormente dicho más la propia confesión de su responsabilidad en el golpe de 1934, realizada desde el exilio con un espíritu autocrítico hoy totalmente perdido en el PSOE: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario. Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria”.
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Santos Cerdán puede comprobar todo esto en los archivos documentales de la fundación que preside lo que nos lleva a la pregunta inicial de si el navarro miente sobre el pasado del PSOE o lo ignora por completo. ¿Puede ser tan ignorante a estas alturas o puede ser tan mentiroso? Si de veras tiene mucho interés en recuperar la memoria histórica, que empiece por la de su partido. Cómo llegamos a una sangrienta guerra civil se entiende además mucho mejor conociendo toda la historia y no sólo una parte, incluyendo por supuesto toda la historia del PCE y del PSOE.
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Un comentario
Año 1910. Palabras de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, en las Cortes españolas.
“Estamos en la legalidad cuando la legalidad nos favorece, y en contra de la legalidad cuando la legalidad no atiende nuestros propósitos”.
«Para evitar que su señoría (refiriéndose a Maura) suba al poder debe llegarse hasta el atentado personal”.
Edificantes palabras, que irradian democracia, de quien da nombre a la fundación que preside el «escritor» Santos Cerdán. Sobran más comentarios.