. . Dos características diferencian a Santiago Segura del resto de cineastas españoles. La primera es que sus películas obtienen beneficios. Torrente IV, con sus 20 millones de recaudación, supone más de la quinta parte de toda la recaudación del cine español. De hecho, si el cine español ha recaudado más dinero en taquilla que el año pasado ha sido sólo por el estreno de Torrente. Una segunda diferencia podría ser la calidad entre Torrente y el resto del cine español, pero esto es discutible. Que Segura recauda más que los demás es un hecho, que el resto del cine español es de mejor calidad sólo una opinión. La segunda diferencia, por consiguiente, desde el domingo es que Santiago Segura ha dicho en una gala de los Goya lo que nadie antes se ha atrevido a decir en esa gala. Eso sí, valiéndose para ello del humor mordaz y la ironía. Para quien no haya podido escucharlo y tenga esa curiosidad, he aquí el video del discurso: http://www.rtve.es/alacarta/videos/noticias/santiago-segura-reivindica-torrente-su-presentacion-del-premio-actor-revelacion/1326938/
3 respuestas
Para mí, lo mejor de la gala, junto con los tuits falsos que leyó Eva Hache. No cabe duda de que Santiago Segura es un tío muy brillante. Por algo ha llegado a donde ha llegado, que quizá no sea la cima de la cinematografía respecto artística, pero sí respecto al beneficio. Yo me niego a ver las películas de Torrente porque me niego a financiar con mi tácita participación lo peor de la idiosincrasia española, desde Kiko Rivera hasta el personaje de Torrente. Pero Segura, que es un tío muy brillante, sabe de sobra que eso, Torrente y su circo aledaño, es lo que en este país da dinero. Y sin embargo este país da otras cosas muy buenas. Que tienen crédito artístico y en otros ámbitos calidad en su respectivo lugar, desde la ingeniería hasta la ciencia. Lo malo es que para que exista lo uno, ha de existir lo otro. Porque este país, como todos los del mundo, tiene virtudes y defectos. En fin, que me alargo: que se haga buen cine (representante de nuestra marca en el exterior) y que se hagan Torrentes. Lo uno es necesario; lo otro es un negocio.
El cine americano hace películas para divertir. El cine progre español hace películas para ganar una guerra que perdieron a conciencia, donde delinquieron, mataron y robaron, y nunca pidieron perdon ni devolvieron lo robado. Por eso no piden que sus amigos de Bildu pidan perdon, confiesen y entreguen las armas. Lo único que espero es que dentro de 30 años los mismos o sus herederos me sigan dando la turra y me quieran vender la burra de que los etarratas (y no es errata) eran unos angelitos.
El monólogo de Segura no puede ser mejor. Marca el estilo y decadencia del gremio en España. Unos profesionales representados por un grupete de amigos tendenciosos desde el punto de vista político. Las academias de las distintas ramas del saber tienen, entre sus miembros de número o correspondientes, gente de valía reconocida; no esa chusmilla que se viste de etiqueta para entregar los Goya, vulgar y pobretona emulación de los Oscar.
La «Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España» es lo más parecido a un club de buenos amigos con rango de «institución de utilidad pública» ¡¡tócate los pies!! Basta echar un vistazo a su preciosa web para darse cuenta de que el asunto es un cuento…
http://www.academiadecine.com
¡Ah! y sus miembros se llaman como los del Opus: numerarios y supernumerarios…(aunque sinceramente espero que no tengan nada que ver los unos con los otros, por el bien, sobre todo de los del Opus…).
Hace mucho tiempo que no voy al cine a ver una película española. La mayor parte de ellas son simplemente de mal gusto: con palabrotas y blasfemias sin venir a cuento, con explícitas escenas de muerte, violencia o sexo, gratuitas y con el máximo morbo posible.
Tampoco me gusta ir a ver cómo desdibujan la realidad de la historia de forma tendenciosa. Prefiero el cine fantástico o el de aventuras. Ya tenemos suficientes desventuras en la realidad.
Me gasto la pasta para pasármelo bien, sin que me chirríen los oídos o me dé asco lo que veo.