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Todo gira en torno a san Francisco Javier. La elección de la festividad de san Francisco Javier como Día del Euskera evidentemente no es casual, sino que sigue al hecho de que el Día de Navarra sea el de San Francisco Javier. Esto resulta bastante obvio observando la historia y cronología de las distintas festividades.
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De todos modos, no deja de resultar curioso que se elija el Día del Euskera en función de una persona que quizá nunca lo habló, o que por lo menos no hay prueba fehaciente de que lo habló.
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Todas las “pruebas” de que san Francisco Javier pudo hablar vascuence tienen carácter indiciario o se basan en interpretaciones y testimonios de terceros, e incluso interpretaciones sobre los testimonios de estos. En concreto, las principales pruebas son que antes de morir habría pronunciado unas palabras en vascuence y que en una carta escribió que su lengua era la “bizcaína”.
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En cuando a lo segundo, lo cierto es que no existe la carta en que San Francisco Javier dice que su lengua era la vizcaína. Lo que tenemos son copias y traducciones diversas del supuesto original y entre estas copias textos divergentes con distintas lecturas. Incluso aceptando la versión en la que habría dicho que su lengua era la vizcaína, aún cabría interpretar y ahí también existe discusión sobre qué quería decir en aquel contexto que su lengua era la “vizcaína”. A nadie se le escapa que cuando se habla del famoso “lingua navarrorum” el texto se refiere no a la lengua de los navarros en general, sino que se identifica “navarri” con “rustici”, como demostró el medievalsita Ángel Martín Duque. Es decir, los «navarri» eran los habitantes de ciertas áreas rurales de las zonas circundantes de Pamplona o, literalmente, de los habitantes de la Navarrería, lo cual no sognifica que los habitantes de los demás burgos o núcleos urbanos no fueran navarros. El término “vizcaíno” también puede resultar difuso por razones similares y el uso que se le puede dar a la palabra en un determinado contexto, como cuando en Argentina u otros países se habla de los “gallegos”, obviamente no hablando en sentido estricto de los habitantes de Galicia.
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En cuanto a lo primero, lo que existen son relatos del testimonio de un testigo de su agonía, que cuenta que en sus momentos finales hablaba en lenguas que él no entendía. Asegurar que eso significa que hablaba en vascuence no deja de ser una libre interpretación. No hay una prueba material directa de que San Francisco Javier hablara vascuence. Sencillamente no existe.
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En realidad, ya que la festividad de Javier se encuentra tan próxima en el calendario a la Navidad, resulta curioso encontrar a personas que niegan la existencia histórica de Jesús, porque no admiten ninguna prueba indirecta, ni indiciaria, ni lógica, ni contextual, pero en cambio utilizan a discreción todo este tipo de pruebas para afirmar tajantemente que san Francisco Javier hablaba vascuence.
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Lo lógico, ya puestos puestos a buscar un patrón del vascuence, puede que hubiera sido elegir a san Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas y “jefe” de san Francisco Javier. El problema es que san Ignacio, ay, era un “invasor”. Y ese hecho histórico sí que no se puede refutar ni cuestionar. Tampoco se puede cuestionar, paradójicamente, la unión espiritual, ni la influencia y amistad entre san Francisco Javier, el agramontés exacerbado, y san Ignacio de Loyola, el odiado invasor. Ambos superaron sus diferencias por su amor a Dios y evidentemente estaban en otra batalla cuando ahora se trata de dilucidar si de haber podido hubieran votado a Bildu.
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Lo que sí es seguro y lo que no respecto a san Francisco Javier
De lo que sí podemos estar seguros es de que hablaba español, porque las cartas las escribía en latín o en español. Incluso cuando le escribía a san Ignacio de Loyola, también supuesto vascoparlante, lo hacía en español. Ni un “agur”, ni un “epa”, ni siquiera un “kiliki” o un “Osasuna”. En sus textos no aparece ni el más mínimo deje de que fuera vascoparlante. Ni la más mínima expresión. Puede que fuera vascoparlante, pero si hubiera querido parecer castellanohablante y confundir a los historiadores nacionalistas no lo hubiera hecho mejor.
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No era nacionalista vasco
Lo que seguro que no era san Francisco Javier era nacionalista vasco. Porque no lo era ningún navarro. Había sin duda dos proyectos para Navarra en la época de san Francisco Javier, pero ninguno de ellos tenía nada que ver con el nacionalismo vasco, el Nafarroa Euskadi da, la ikurriña, ni cosa semejante. Como hemos dicho, por el contrario, más bien tendríamos al navarro san Francisco Javier y al guipuzcoano san Ignacio en trincheras enfrentadas. Pese a sus posibles diferencias les unió indisolublemente que la única política que les acabó preocupando fue la de la salvación de las almas.
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Y es que otra de las cosas que sabemos seguro de san Francisco Javier, por absurdo que pueda parecer tener que señalarlo, es que era cristiano. Si algo caracteriza a Javier es precisamente que lo importante para él no era la lengua en que transmitía un mensaje, sino el mensaje mismo, el mensaje cristiano, por lo que acabó predicando en multitud de lugares y lenguas. Y que ese mensaje no era para un grupo, ni para una raza, ni para los que hablaban una lengua, sino para toda la humanidad.
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¿Y si fue vascoparlante?
Llegados a este punto, hay que decir que no existen pruebas fehacientes indiscutibles de que San Francisco Javier fuera vascoparlante, pero puede que lo fuera. Y si lo era, ¿dónde está el problema? Nada tendría de raro tampoco que hablara vascuence. Simplemente es un poco raro tomar como patrón o referente del calendario a alguien del que no existe siquiera esa constancia. De todos modos, siendo esto raro, más raro y absurdo es lo que viene a continuación.
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Euskaldunizar a San Francisco Javier y luego despreciarlo
Está claro que el Día de Navarra se celebra el 3 de diciembre por San Francisco Javier. Está claro que el Día del Euskera se celebra el 3 de diciembre por la anterior conjunción. Pues bien, lo que no tiene lógica ninguna es seguir la festividad de San Francisco Javier para celebrar el Día del Euskera, o crear toda una apologética en torno al vascoparlantismo de san Francisco Javier y después, el Día de San Francisco Javier, celebrarlo en todas partes menos en Javier y prescindiendo totalmente de la figura del santo, igual que si el Día del Euskera se celebrara el 4 de julio.
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7 respuestas
Vamos, que todas las pruebas reales que hay nos muestran que no usaba el vascuence, pero los partidarios de la Euskonarnia se agarran a cualquier clavo ardiendo para seguir rehaciendo la historia según sus claves racistas, xenófobas y segregacionistas.
Nada nuevo bajo el sol.
Nihil novum sub sole, que diría Dan Francisco Javier.
Y qué más da el idioma en el que hablara. Lo que cuenta es la labor que hizo y lo demás sobra.
Esta gente es tan sumamente tonta que no se dan cuenta del odio que están generando a toda una cultura, lengua y folclore que a muchos nos encanta.
A mi me importa un bledo (por utilziar un vocabulario remilgado) si Francisco Javier hablaba o no vascuence.
Por mi, podéis quedaros vuestro santo para vuestras celebraciones religiosas; y lo que debemos hacer, es buscar un motivo civil para cuestiones como el Día del Euskera y otro para el Día de Navarra.
A ver, a ver…
Pongámonos hace 500 años y digamos que nace un chaval hijo de padre bajonavarro y madre baztanesa ¿En que parece normal que hablase?
Ayer leí el Diario Vasco y vi cuatro páginas con solo noticias sobre las actividades del «Día del Euskera» . Cada día que pasa me alegro de haberme marchado de Guipúzcoa lejos de todos los eusko-fatxas, el día que se hunda definitivamente el País Vasco volveré
¿ Madre baztanesa? No sabía yo que Javier( donde nació la abuela Juana Aznárez ) y Sangüesa donde vivió la madre Maria Azpilicueta, caían en el Baztán. Otra cosa es que la rama materna procediera y tenía propiedades en el Baztán.
D. Javier (el remilgado), me parece que desde Andalucía le están dando a Vd. un baño en cuanto a conocimiento de nuestro (que no de Vd.) santo. Preocúpese Vd. del euskera y deje que nosotros hagamos lo propio con Navarra. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.