Partiendo de estos datos, y en plena crisis del ladrillo, es posible realizar una estimación del interés como inversión de uno de estos pisos.
Si el contrato fuera anual y contemplara el pago de 12 mensualidades, nos encontraríamos ante un ingreso de 12.000 euros. A partir de aquí, para estimar el precio de un piso, tenemos que calcular la rentabilidad que le exigimos como inversión al mismo. Lo más común es realizar el cálculo tomando como referencia la deuda pública a 10 años. Puesto que ésta es la inversión teóricamente más segura, para invertir en un piso en vez de en renta pública el precio sólo resultará interesante si nos ofrece una rentabilidad superior. En este momento, la deuda pública a 10 años ofrece una rentabilidad del 3,7%. Por tanto, para que comprar un piso con el propósito de alquilarlo resulte interesante, debemos exigirle a nuestra inversión una rentabilidad superior al 3,7%.
Para obtener una rentabilidad del 4%, si el ingreso anual por el alquiler es de 12.000 euros, el precio de un piso no sería interesante por encima de los 300.000 euros (50 millones de pesetas). Los 12.000 euros son el 4% de 300.000 euros.
El último paso, por tanto, es comprobar si se puede encontrar un piso de 4 habitaciones en San Juan, Iturrama o Azpilagaña, por menos de 300.000 euros. En caso contrario, a pesar de la crisis y el descenso de precios, habría que considerar que el precio continúa siendo caro. Aunque no se trata de un cálculo infalible, frecuentemente es utilizado para calcular si el valor real de un inmueble se corresponde con su precio, y guarda un estrecho parentesco con lo que en la inversión en acciones se denomina PER (price earnings ratio, o relación precio beneficio).